Familia de vive en la carrocería de un camión desde hace un año

El martes 30 de junio murió una de los integrantes, una mujer de 40 años, debido a una neumonía. Hay tres niños y un solo colchón, piden colaboración con víveres, colchas y ropa
Silvana Vincenti.

«Acaba de morir la abuelita que cuidaba a los tres niños en una carrocería por el trillo», empezó a circular en mensaje a través de WhatsApp. Sin embargo, la abuelita tenía solo 40 años, según constató EL DEBER con la familia de Maribel Dosapé, la mujer fallecida, que durante un buen tiempo padeció por problemas respiratorios.

El cuerpo fue trasladado por la Felcc, dicen ellos, «ya vinieron porque la junta vecinal los llamó», dicen y no tienen idea de dónde reposarán los restos.

«No es Covid-19, fue neumonía y hace mucho que sufría», aseguró una de las familiares del grupo indígena ayoreo. En total, siete personas, entre ellas tres niños, viven en la carrocería abandonada de un camión, en el el sexto anillo, prolongación La Barranca, sobre el trillo.

Ahí cocinan, se bañan y duermen. Se prestan agua para lavarse y cocinar del grifo de un vecino y se paran en los rompemuelles para pedir algunas monedas. «Necesitamos víveres, ropa y colchas», dicen, mientras comen en medio de los residuos de comida.

Otro de ellos, que no sabe con exactitud qué edad tiene, pide que le ayuden a operarse porque ya no ve debido a las cataratas en los ojos. Ninguno ha podido cobrar bonos por falta de documentación.

Para protegerse del frío, en los espacios entre las maderas de la carrocería colocaron cartones y alguno que otro plástico. Adentro hay un colchón, en el que dormía Maribel. Los otros se acomodan como pueden. No queda duda de que el viento en los días fríos debe entrar a pesar de los esfuerzos por bloquearlo.

Mientras EL DEBER los entrevista, se detiene un hombre de una organización vecinal denominada Unidos sin fronteras, les deja una bolsa con verduras y otra con un poco de carne. «Ya varias veces les hemos ayudado», explica. «Siento mucho su pérdida, yo también he perdido familia durante la pandemia», se dirige a los dolientes y se despide.

Dejan que se tomen videos y fotos del interior de la carrocería, hasta que se molestan, «siempre vienen y nos miran, pero pocos nos ayudan», reclama el más lloroso de los parientes de la fallecida. Y para cualquier ayuda, dan el único número de celular con el que se comunican los ocho, el 659-30263. Agencias