Enfrentado a una ola de reacciones hostiles a su proyecto de Copa del Mundo cada dos años, la FIFA consultará este jueves a sus 211 federaciones, con la esperanza de contar con su apoyo frente al fútbol europeo.
Oficialmente se trata de un primer intercambio «en torno a los calendarios internacionales femenino y masculino» más allá de 2024, para los que el organismo rector del fútbol mundial asegura que todos los escenarios están abiertos. Pero, desde hace algunas semanas, la FIFA aboga activamente por la idea de un Mundial bianual, más que cada cuatro años, soñado desde 1999 por su antiguo presidente Sepp Blatter, y relanzado en marzo por su director de desarrollo, el francés Arsène Wenger.
El tema, inflamable dada su influencia en todos los equilibrios deportivos y económicos – entre clubes y selecciones, ligas y competiciones internacionales – ha suscitado una ola de críticas del fútbol europeo, pero también de representantes de campeonatos de todo el mundo, jugadores y aficionados.
¿Batalla jurídica?
Con las líneas de frente establecidas, nadie sabe cómo la FIFA tomará en cuenta estas oposiciones: su presidente Gianni Infantino quiere una decisión antes de fin de año y podría conformarse con una votación de sus federaciones. Además, la poderosa Asociación Europea de Clubes (ECA) exigió la semana pasada «negociaciones detalladas» con la FIFA y una «aprobación conjunta de calendario internacional», reivindicando así un derecho de veto.
La asociación, presidida por el presidente del PSG, Nasser Al-Khelaifi, se refirió por ahora al acuerdo que rige las relaciones con la FIFA y que debe renegociarse para el periodo posterior a 2024. Junto a esta convención, los 247 clubes representados por la ECA disponen cada uno de un medio de presión: son los empleadores de la mayor parte de los internacionales que juegan las grandes fases finales, y pueden recurrir a la justicia la obligación de ponerlos a disposición. Agencias