Néstor es uno de los siete hermanos del fallecido Marcelo Rodolfo Yucra, fundador, director y compositor de Maroyu, quien pensó y creó el grupo cuando era muy joven, en el centro minero de Uncía, en Potosí, donde nació, en 1955. El nombre Maroyu deriva de la combinación de las iniciales de sus nombres y apellido.
Rodolfo, como todos lo conocían, era el hijo mayor de los esposos Yucra Flores. Cuando tenía 15 años quedó huérfano de padre y para ayudar a su madre a sostener a sus seis hermanos menores trabajó en la mina, donde sufrió un accidente que lo dejó inmóvil durante semanas.
Fue en esos días que encontró entre las cosas de su padre una guitarra. “Como no caminaba, estaba aburrido en la casa, tomé la guitarra y empecé a hacerla sonar con la mano izquierda, porque soy zurdo”, contó el mismo Rodolfo a Bolivia al aire tv en 2020, un año antes de morir.
“No sabía ni qué notas hacía con la guitarra, pero comencé a hacer mis propias composiciones”, dijo. Corrían los años 80 y la influencia del rock latino, que llegaba a Bolivia y por supuesto a Uncía, en Potosí, lo había seducido y lo llevó a componer sus primeras canciones: Marinés, Aún es tiempo y Las campanas del amor, entre otras. Pero entonces la vida de Rodolfo parecía marcada por la fatalidad porque al poco tiempo murió su madre y él se quedó a cargo de sus seis hermanos, aún niños.
Ya involucrado en el mundo musical tocaba la guitarra y cantaba en grupos como Vida libre, Grito salvaje, Fuego sagrado, entre otros, hasta que formó su propio conjunto: Maroyu. “Comencé a tocar con amigos, fueron 10 años, desde 1973 hasta 1983, cuando integré a mis hermanos al grupo. No quería que trabajaran en la mina. Les enseñé a tocar para que estuvieran en Maroyu”, contó Rodolfo.
Primero fue su hermano Raúl, quien aprendió a tocar la batería; después Wilfredo, que comenzó a interpretar el bajo y cantar. Luego le tocó a Néstor, quien se hizo del teclado. Así los hermanos Yucra iniciaron juntos una aventura musical con canciones que pese al tiempo no pasan de moda y siguen emocionando al público boliviano, generación tras generación.
SÁBADOS POPULARES
Adolfo Paco, creador y conductor del show televisivo Sábados Populares, que anotó en la historia de la música boliviana a muchos artistas y grupos musicales, recuerda que conoció Maroyu en los años 90. “Iniciaban una carrera muy fuerte desde Cochabamba y, a pedido de Eduardo Ibáñez, propietario de discos Heriba, fui a buscarlos para que actuaran en Sábados Populares”, recuerda. Entonces los Yucra habían migrado de Uncía, Potosí.
“En Cochabamba había otro fenómeno, Clímax, músicos familiares de los Maroyu. Traje a los dos grupos a La Paz, donde se consagraron. La ventaja de Maroyu era que tocaba en vivo y con ese ‘¡muévanse!, ¡muévanse!” que gritaba Wilfredo fueron un éxito”, cuenta.
Paco asegura que el espíritu “emprendedor y empresarial” de Rodolfo Yucra fue esencial en el éxito del grupo, sumado a la “genialidad” de Néstor, la voz particular de Wilfredo y la habilidad empresarial de Raúl.
MAROYU INTERNACIONAL
Los 90 pueden ser considerados como la época de oro de los Maroyu, porque trascendieron de lo nacional a lo internacional, irrumpiendo con éxito en escenarios de Perú, Chile, Argentina y Brasil. Paco señala que en esa época el grupo, junto a Climax de Cochabamba y Los Ronich de Oruro, inspiraron el surgimiento de la música chicha.
Paco cuenta que estos grupos musicales bolivianos viajaban a esos países con sus propios sistemas de sonido, que transportaban en camiones gigantes. Llegaron los años 2000 y Maroyu seguía cosechando éxitos, pero en 2020 el conjunto anunció su separación. Cada uno de los cuatro hermanos tomó su camino, creando cada uno su propio conjunto, pero sin soltar el nombre Maroyu y cantando las mismas canciones que crearon desde los 80.
REINVENCIÓN
Para Adolfo Paco esa separación representó la “reinvención” de los Yucra y permitió que el nombre de Maroyu y sus canciones continúen vigentes hasta hoy, recobrando en los últimos años una inusitada popularidad, pero ya no sólo en los sectores populares, como fue en sus inicios, sino trepando al gusto de estratos sociales más elevados.
Cori Paco, gerente general, de Cori producciones y actual presentador de Sábados Populares, comenta que Néstor, el hermano menor y arreglista del grupo, innovó con las Lindas chiquillas y los arreglos más modernos que hizo a las canciones compuestas hace 40 años.
Su grupo se llama Maroyu de Néstor Yucra y atrapa a su público con cada presentación, como la que dio para la Fraternidad Señorial Illimani del Gran Poder, en ese tambo de la Max Paredes.
“Wilfredo Yucra, que fue vocalista del grupo, formó Willy Maroyu. Tiene esa voz inconfundible que aportó al éxito y la gente lo quiere. Raúl Yucra formó Maroyu de Raúl, que se caracteriza por contar con un cuerpo de baile masculino. Todos los hermanos siguen su carrera acompañados de sus hijos”, señala. “Pero para mucha gente existe un solo Mayoru”, remarca Adolfo Paco, padre de Cori.
MÁS DE 300 CUMBIAS
Las biografías de Maroyu indican que el grupo cuenta con alrededor de 360 canciones, de las cuales la mayoría fueron creadas por Rodolfo Yucra. Las madrinas, Marinés, Vuelve amor, son algunas de las primeras canciones de Maroyu. “El tema que nos llevó al éxito fue Las madrinas. Era sorprendente escucharla en todas las radios y puestos de música de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz”, contó Rodolfo hace un par de años. Pero Las madrinas no sólo les abrieron Bolivia, sino Argentina, Chile, Perú e incluso Brasil.
“Para escribir las canciones me baso en mi vivencia, la de mis amigos y de la gente que conozco. Tengo más de 150 canciones que son un éxito, que gustaron y gustan a la gente y estoy agradecido”, dijo Rodolfo en una oportunidad. Así nacieron Por ella, El domingo, Lunita dame platita, La chica del baile, Pajarito, Celosa, Caramelo de limón, Cerveza y otras canciones a las que la gente se entrega en cada presentación de Maroyu.
Maroyu de Néstor Yucra sabe eso y con sus Lindas chiquillas, entre las que destaca la cruceña Wendy Calla, dispara con todo en fiestas como la de la Señorial Illimani. Cuando la música empieza a sonar y las jóvenes se sueltan al bailar, ella, Wendy, atrapa todas las miradas y los zoom de las cámaras de los teléfonos celulares.
El furor que causa el fenómeno Maroyu con sus Lindas chiquillas duró sólo una hora en ese tambo de la Max Paredes, porque los músicos y bailarinas debían partir inmediatamente a Santa Cruz, donde tenían otra presentación. Así transcurre su agenda de hasta cinco compromisos en un día, sin importar si es sábado o domingo. La mayoría de las veces actúan el mismo día hasta en tres ciudades diferentes. Página Siete