El primer tipo, hígado graso simple, es el más frecuente y con una dieta adecuada puede mejorar, limitando la sal y el azúcar, además de comer muchas frutas y verduras. Hacer ejercicio con frecuencia, te ayudará a perder peso y reducir la grasa en el hígado.
se recomienda limitar el consumo de grasas, ya que aportan muchas calorías y contribuirían al aumento de peso, uno de los marcadores de riesgo del hígado graso. Se aconseja la sustitución de grasas trans y saturadas por mono y poliinsaturadas.
1. El tamarindo
El tamarindo es rico en fibra, siendo recomendada su inclusión en las dietas para perder peso. La fibra se mezcla con los jugos gástricos, hinchándose y reduciendo las ganas de continuar comiendo. Por otra parte, un estudio de 2014 concluyó que se trata de una fruta con propiedades antioxidantes. Esto es importante ya que, las células pueden dañarse cuando los nutrientes no se descomponen de manera adecuada, contribuyendo así a la acumulación de grasa en el hígado. Justamente, los antioxidantes podrían ayudar a proteger a las células de dicho daño. La medicina natural suele aconsejar consumirlo en infusión, para la que necesitarás 30 g de hojas secas por litro de agua. Bebe hasta 3 tazas diarias.
2. El limón
El limón es rico en vitamina C y ácido cítrico, y cuenta también con propiedades antioxidantes. De hecho, una investigación en ratones ha señalado que su consumo podría ayudar a proteger el hígado de lesiones inducidas por alcohol. Por otra parte, se cree que ayudaría a que las digestiones fuesen más fáciles porque sus ácidos colaborarían en la descomposición de los alimentos en el estómago.
3. La pera
La pera es una fruta rica en agua. Además, tiene un alto contenido en levulosa o fructosa, que es un azúcar que se encuentra en algunas frutas y vegetales. Contiene tanto fibra insoluble como soluble, lo que favorecería la regularidad de la función intestinal, combatiendo así el estreñimiento. Diversos estudios en animales han sugerido que las peras podrían regular el metabolismo del alcohol, proteger contra las úlceras y disminuir los lípidos plasmáticos, debido a sus efectos antioxidantes y antiinflamatorios. Como curiosidad, te diremos que al consumir dos peras al día cubres el 20% de la ingesta diaria recomendada de vitamina C, cerca del 10% de la de ácido fólico y una buena dosis de vitamina del complejo B (B1, B2 y en menor proporción B3 y B6) y vitamina E.
4. Zumo de melón y semillas de papaya
A la combinación de zumo de melón y semillas de papaya se le atribuyen beneficios que ayudarían a permitir la absorción intestinal de las grasas y las vitaminas, además de eliminar las sustancias tóxicas y el exceso de colesterol. No hemos encontrado datos científicos al respecto. Elaboraremos el zumo con dos rodajas de melón, dos semillas de papaya y un vaso de agua. Ponemos todos los ingredientes en la licuadora, y lo trituramos hasta que tenga una textura adecuada para ingerirlo.
5. Las fresas
Las fresas, además de ser una fruta deliciosa, son ricas en fibra, vitamina C y sustancias antioxidantes que protegen nuestro organismo porque ayudan a fortalecer el sistema inmune. Sus ácidos orgánicos tienen una acción antiséptica y antiinflamatoria. Por esta razón, podría ser interesantes incluir las fresas en la dieta para mejorar la condición de hígado graso. Esta fruta es, además, muy rica en agua, por lo que nos ayudaría a evitar las temidas retenciones de líquidos. Sería recomendable que cuando sea la temporada de las fresas, consumas unas siete u ocho al día. Puedes hacerlo en forma de ricos zumos o incluso preparando té de fresas.