«Los políticos manipulan al pueblo con 3 sentimientos que unen a los bolivianos: demanda marítima, fútbol en altura y sentimiento anticruceño. Fue este último que permitió al candidato (Luis Arce, del MAS) tener 55%. En el imaginario occidental no cabe un presidente camba, ¿es verdad?». Este fue el hilo del debate que se generó desde el Twitter del analista Carlos Hugo Molina, quien realizó esta cita (de Jaime Carreño) y consultó sobre las certezas de esta afirmación.
Las respuestas fueron distintas, pero Molina concluye que el sentimiento anticruceño no es un acto organizado ni liderado, pero sí considera que los mensajes desde la oposición al masismo en Santa Cruz no fueron lo suficientemente ‘enamoradores’ para lograr una presencia y alcance fuera del departamento cruceño.
«Si el mensaje político es para Santa Cruz, la respuesta vendrá desde Santa Cruz y no desde la esfera nacional«, manifestó a EL DEBER el director del Centro para la Participación y el Desarrollo Humano Sostenible (Cepad).
En esta línea, el analista José Luis Santistevan manifestó que el debate regionalista del proceso electoral no nace de la aparición de Luis Fernando Camacho como candidato y como una figura de una lucha que acabó con la salida de Evo Morales del poder, en noviembre de 2019, el cual no pudo renovarse, como sí ocurrió con el MAS, que impulsó el liderazgo del binomio Luis Arce – David Choquehuanca.
«El resultado de ese proceso de lucha regional es que ha vuelto el MAS y ha tenido la capacidad de renovarse con un discurso que parece ser integrador y eso no lo tuvo la oposición. Mesa jugó al voto útil y ahí fracasó porque en Santa Cruz surgió un liderazgo que es el de Camacho (de Creemos)», enfatizó el analista y constitucionalista.
Santistevan observó que las únicas fuerzas políticas en occidente fueron el MAS y Comunidad Ciudadana, mientras Creemos no construyó un verdadero proyecto nacional. «La gente habla de regionalismo porque hay una crisis en la oposición que estuvo anclada durante 14 años en Santa Cruz y que, con un Gobierno transitorio, que se llenó de cruceños y benianos, no supo hacer gestión. Entonces, la corriente que triunfó el 18 de octubre es la que se sintió agraviada y por eso surgen voces regionalistas», señaló.
Para el analista, no se creó un proyecto alternativo, no hubo un cambio de conducta y la oposición se mostró reaccionaria a las políticas nacionales sin plantear aspectos para ganarle al MAS. Además, contempla que la situación puede seguir en las elecciones subnacionales si no hay una renovación, es decir, donde no participen o busquen ser protagonistas viejas autoridades nacionales o locales.
La abogada Antonieta Vidal considera que es un problema para la oposición la idea de que el regionalismo ha calado en Santa Cruz, pero más es que no hay un liderazgo regional con una verdadera visión de país.
Para la ciudadana Ana María Reyes, pensar que el sentimiento anticruceño permitió la victoria del MAS es una afirmación simplista y victimista, ya que las esperanzas sembradas por Jeanine Áñez o Luis Fernando Camacho no dieron resultado, por lo que culpar al resto del país por una visión regionalista es una perspectiva muy cómoda. Agencias