El pasado sábado 12 de octubre, una joven de 28 años de edad, fue violada, torturada y quemada salvajemente por su ex pareja, quien está recluido en la cárcel de El Abra, cumpliendo una condena de 30 años por asesinato.
El sujeto le habría llamado a la joven para que lo visite en el penal para cancelarle la mensualidad para la hija que tienen en común.
Sin embargo la joven vivió un infierno dentro del penal y estuvo apunto de perder la vida en manos de su ex pareja, en complicidad con otros reos.
Todo, en el interior de una supuesta cárcel de máxima seguridad, donde ni siquiera los efectivos policiales pudieron percatarse de lo que le estaban haciendo a la víctima dentro de un kiosko del penal.
Esto levanto un sinfín de críticas y cuestionamientos sobre la «seguridad» que debería tener un penal como El Abra.
Sin embargo, días después se comenzaron a viralizar imágenes que confirmarían las críticas.
Como si se tratara de cualquier local nocturno, en la cárcel del Abra se organizan fiestas y el consumo de bebidas alcohólicas parece ser algo normal.
Fotografías ponen en evidencia la falta de control y alertan hechos de posible corrupción en las que estarían involucrados efectivos policiales y el mismo gobernador del penal.
Desde latas de cerveza hasta botellas de Whisky, los reclusos que «dominan el penal del Abra» se reúnen en las celdas o en el patio, sin importar la hora, a vista y paciencia de los encargados de seguridad.
La Ley de Ejecución Penal 2298 prevé que los reclusos tengan acceso a programas de educación complementados con actividades culturales, deportivas y de recreación y artísticas, sin embargo no dice nada acerca de fiestas, donde se pueda consumir alcohol o sustancias ilícitas.