El diputado independiente Andrew Wilkie declaró el miercoles en el parlamento que la Australian Football League (AFL), uno de los deportes más populares en el país, manipulaba «en secreto» los test de detección de drogas.
«Las acusaciones son creíbles, detalladas y aportadas en declaraciones firmadas que me han sido entregadas y que identifican claramente las fuentes de información», declaró Wilkie a última hora.
Los jugadores fueron invitados a «mentir sobre su estado» a la vez que los test se ocultaban a Sport Integrity Australia y a la Agencia Mundial Antidopaje, explicó el diputado.
«Si no hay drogas ilegales en el organismo del jugador, es libre de jugar (…) Si hay drogas en su organismo, a menudo se le pide que simule una lesión», agregó.
El patrón del campeonato, Andrew Dillon, negó que la AFL sufra un problema de drogas, afirmando que sólo afectaba a un «puñado muy pequeño de jugadores» cada año.
«Estamos revisando nuestra política en materia de drogas ilícitas. La revisión está en curso, pero esperamos que sea actualizada este año», añadió ante los periodistas.
Dillon admitió que los médicos apartaban a veces a los jugadores de los terrenos de juego si sospechaban que hubiesen consumido drogas.
«No nos excusamos por el hecho de que los médicos de los clubes y de la AFL tomen medidas adecuadas para asegurar que todo jugador del que piensen que tiene una sustancia ilícita en su sistema no participe en un partido de la AFL», afirmó.
A comienzo de semana, dos jugadoras del equipo femenino Sydney Swans dimitieron luego de haber sido sorprendidas comprando cocaína.
El fútbol australiano, parecido al fútbol gaélico irlandés, es muy popular en el país y genera centenares de millones de dólares en ingresos cada año. Agencias