De a poco las principales ligas del mundo retoman la actividad. En este caso es el turno de la K-League la primera que se reinicia tras un párate de más de dos meses. Algunos países habían continuado jugando desde el inicio de la pandemia del coronavirus, como Bielorrusia o Turkmenistán, pero tienen un rol anecdótico en el fútbol mundial.
Corea del Sur, semifinalista del Mundial 2002 y que sigue siendo una de las plazas fuertes del fútbol en Asia, es la primera nación importante en retomar sus competiciones nacionales. La reanudación del certamen atrae a las cadenas de televisión, impacientes de poder volver a proponer partidos en directo a los aficionados con ganas de fútbol. Diez difusores extranjeros, de China a Hong Kong, pasando por Croacia, compraron de este modo los derechos de difusión de la próxima temporada, según la K-League, que afirma también haber recibido peticiones procedentes de otros países (Alemania, Francia, Italia, Estados Unidos, Australia).
Pero los partidos serán diferentes. Si bien no podrán haber cambios en el reglamente, ya que primero deberían ser aprobados por la FIFA, sí habrá ciertas medidas que deberán cumplirse. “Está prohibido escupir o sonarse la nariz en exceso y los jugadores deben abstenerse de mantener conversaciones cercanas”, señaló el oficial de comunicación de la K-League, Woo Cheoung-sik, aunque admitió que no podrán castigar esto con amonestaciones.
Además, los entrenadores, sus ayudantes y los suplentes deberán utilizar tapabocas. Lo más llamativo es que no habrá apretones de manos, celebraciones multitudinarias tras los goles, ni diálogos entre los jugadores, quienes serán advertidos en caso de hablar entre ellos. Estas reglas de distanciamiento social buscan evitar una nueva propagación del COVID-19 en este país, que fue uno de los primeros afectados por la pandemia, tras China, a principios de año pero que logró invertir la curva de las contaminaciones con una estrategia agresiva de test de todas las personas en contacto con enfermos. Seúl anunció el miércoles dos nuevos casos, elevando su total a 10.806, con 252 fallecimientos.
Los espectadores podrán volver progresivamente a las tribunas, cuando se vayan suavizando las medidas de restricción por el gobierno. La federación surcoreana de fútbol había ya autorizado los partidos de pretemporada a poder disputarse desde el 11 de abril.
El encuentro de apertura de la K-League, que cuenta con 12 clubes, opondrá al actual campeón, Jeonbuk Hyundai Motors, entrenado por el portugués Jose Morais, un antiguo adjunto de José Mourinho, al vencedor de la Copa, Suwon Samsung Bluewings. Sobre las medidas restrictivas en los partidos, el capitán del equipo Incheon United, declaró que será casi imposible que los jugadores no puedan hablar entre ellos durante los partidos: “Es imposible no hablar a tus compañeros de equipo. Si no pudiéramos hablar sobre el terreno, no podríamos tampoco jugar al fútbol”.