Un boliviano de 57 años de edad fue encontrado el día jueves sin vida en inmediaciones de Arsenal da Esperança, un albergue para personas en situación de calle, en la zona este de Sao Paulo en Brasil.
El medio Globo de Brasil señaló que el hombre se dedicaba a la costura, pero que se había ausentado a su trabajo por un cuadro de depresión. El padre Simone Bernardi, uno de los responsables del albergue, citado por el medio brasilero, manifestó que el hombre estaba alojado en el lugar desde hace un mes, y en los últimos 20 días, había llegado borracho siete noches.
“Cuando esto sucede, en lugar de que la persona acceda por la puerta común del albergue, ingresa por otra ubicación, donde recibe recepción especializada para evitar roces con otros residentes”, señala Globo. El cuerpo permaneció toda la mañana en la acera, indicó el diario. La Policía Civil del vecino país investiga la causa de la muerte.
La explotación laboral se ceba con los migrantes latinoamericanos que llegan a Brasil sin papeles y se topan con la barrera lingüística y la informalidad. Se han rescatado más trabajadores en situaciones análogas a la esclavitud desde 2009.
Jornadas de 17 horas, ningún día de descanso y el pago de 1,50 reales (30 centavos de dólar) la prenda. Esas fueron las condiciones de trabajo a las que se someten los migrantes al llegar a Brasil.
Aunque la mayoría de las víctimas son brasileñas, las autoridades han liberado en los últimos diez años a 965 extranjeros, incluidos a 331 bolivianos, muchos de ellos empleados en la industria textil, según datos oficiales obtenidos por EFE.
Saben que allá hay lugares donde esclavizan a bolivianos, que los hacen trabajar largas jornadas agachaditos en las máquinas de coser y que muchas veces los dueños de los talleres de costuras les quitan sus documentos para que no se escapen. Bajo ese riesgo, hay miles de bolivianos que deciden lanzarse a la vieja aventura de salir del país en busca de un salario y de la posibilidad de comer tres veces al día. Agencias