La hepatitis es una inflamación del hígado. Hay diferentes etologías – es decir, causas – que llevan a esa inflamación, como una infección o una intoxicación por medicamentos o sustancias. Los agentes infecciosos más frecuentes son los virus responsables por las hepatitis A, B, C, D y E.
Cuando la inflamación ocurre de manera rápida y abrupta, hablamos de una hepatitis aguda. En algunos casos, como en las hepatitis B, C y D, la infección puede tornarse crónica.
2. ¿Por qué el brote de hepatitis en niños es considerado inusual? ¿Se trata de un nuevo adenovirus?
Es un evento de interés que está bajo investigación de la OMS. Hasta el momento, pruebas de laboratorio excluyen que sean casos de hepatitis virales conocidas. En muchos casos, se constató una infección por adenovirus en los niños y el vínculo entre estos dos se investiga como una de las hipótesis sobre las causas subyacentes.
El adenovirus es un virus común que puede causar síntomas respiratorios o vómito y diarrea. En general, la infección tiene una duración limitada y no evoluciona a cuadros preocupantes, aunque se han registrado casos raros de infecciones graves por adenovirus que han causado hepatitis en pacientes inmunocomprometidos o personas sometidas a trasplantes. Sin embargo, estos niños no responden a esta descripción, pues previamente estaban saludables.
3. ¿Cuántos países han notificado casos confirmados o sospechosos de hepatitis en niños no relacionados con la infección por los virus de la hepatitis A, B, C, D o E?
No hablamos de casos confirmados porque actualmente la causa especifica es desconocida y bajo investigación. Los casos reportados se refieren a niños con una hepatitis aguda grave donde no se identificaron las hepatitis A, B, C, D o E.
Con esta definición, hasta el 10 de mayo de 2022 se han reportado más de 348 casos en 20 países. La mayoría se encuentra en el Reino Unido, que fue el primer país en reportar la ocurrencia de casos a la OMS.
4. ¿Cómo evalúa la OPS la situación?
Aún hay pocos datos para definir si hay un brote o epidemia en la región, y por ahora el riesgo mundial es considerado bajo. Y como tampoco hay certeza sobre el origen, existe la posibilidad de que estemos identificando una situación que previamente pasó desapercibida porque los casos eran muy pocos.
5. ¿Podría el brote estar vinculado a la COVID-19 o a las vacunas contra dicha enfermedad?
Con base en la información actual, la mayoría de los niños afectados no recibió la vacuna contra la COVID-19 y por ahora se descarta que los casos estén relacionados con la vacunación. En algunos casos se detectó la presencia del virus SARS-CoV-2, pero esta es una línea de investigación además de otras, como la del adenovirus.
6. ¿Cuáles son los síntomas? ¿Hay tratamiento?
La hepatitis aguda tiene diferentes síntomas: gastrointestinales, como diarrea o vómito, fiebre y dolor muscular, pero lo más característico es la ictericia — una coloración amarilla de la piel y los ojos. El tratamiento busca aliviar los síntomas, y manejar y estabilizar al paciente si el caso es grave. Estas recomendaciones se podrán ajustar cuando se determine el origen.
7. ¿Qué pueden hacer los padres para proteger a sus hijos?
Lo principal es estar atento a los síntomas, como diarrea o vómito, y principalmente si hay señales de ictericia, que es la coloración amarilla de los ojos y la piel, se debe buscar prontamente atención médica. Para la prevención, recomendamos tomar medidas básicas de higiene como lavarse las manos, cubrirse a toser o estornudar, todo lo cual sirve también para prevenir la transmisión del adenovirus.
8. ¿Qué medidas recomienda la OPS a las autoridades de salud nacionales para evitar la propagación de la enfermedad? En este momento, la recomendación es mantenerse informados y monitorear la situación. El origen de los casos aún está en estudio y la OPS seguirá con el apoyo técnico a los países para generar y diseminar información durante el curso de la investigación.