Huachacalla vive tradiciones originarias y lucha contra el estigma del contrabando

Priscila Pinell

Huachacalla, un pequeño municipio en el departamento de Oruro en la provincia Litoral, pese a su reducida extensión territorial es un lugar que se caracteriza por su riqueza cultural y tradiciones que sobrepasan el tiempo.

A siete horas de Cochabamba en medio del altiplano sobre áridas tierras se encuentra Huachacalla, un municipio con un poco más de mil habitantes, de los cuales 500 son militares, 250 niños en edad escolar y 250 adultos. Diez cuadras desde la plaza en las cuatro direcciones son todo el territorio de la capital de la provincia Litoral.

La población productiva se dedica al comercio, viven de sus tiendas de barrio, restaurantes y pensiones; sin embargo, la mayor actividad es la crianza de llamas. Los productores llevan carne a otros municipios y de estos regresan con hortalizas, verduras, frutas entre otros alimentos necesarios para la canasta familiar.

FIESTAS Y TRADICIONES

Huachacalla entre sus mayores atractivos tiene tres fiestas que son las más importantes del municipio, estas concentran a visitantes de otras jurisdicciones, provincias, departamentos e incluso los migrantes que partieron hacia otros países llegan a celebrar y cumplir con las tradiciones.

A principio de año, los pobladores celebran un campeonato deportivo que dura dos semanas, durante todo este tiempo las delegaciones habitan en el municipio, esta actividad tiene por regla: la cero circulación de bebidas alcohólicas pues está dedicada a la sana confraternización de la juventud.

CARNAVALES Y JILACATAS

Otra de las fiestas más importantes es la de Carnavales, en esta, los protagonistas son las autoridades originarias. Durante esta fecha se presenta a los 10 jilacatas elegidos para guiar a la población durante todo el año.

El 31 de diciembre son elegidos los 10 jilacatas junto a sus esposas, los cuales durante 365 días deben vestir el poncho, las abarcas; en el caso de las mujeres la pollera, además de portar la hoja de coca, alcohol, el bastón del Santo Rey y la guitarrilla.

En Carnaval son presentados ante la comunidad para que los conozcan y puedan acudir a ellos ante cualquier necesidad. La actividad se extiende desde el lunes hasta el viernes.

Los y las jilacatas una vez cumplido el año de trabajo a la comunidad deben quitarse toda la indumentaria y nunca más se la vuelven a poner.

Estas autoridades durante todo el año reciben a aquellas personas que necesitan hacer bendecir algún proyecto o emprendimiento, para ello cuentan con la tradicional guitarrilla que es ejecutada al ritmo de una canción dirigida a la petición del creyente. Estas tonadas son parte del patrimonio de Huachacalla que, incluso a la entrada del municipio tiene dos estatuas de la pareja de jilacatas portando los instrumentos musicales.

LA FIESTA MAYOR ES CORPUS CHRISTI

La fiesta mayor del municipio es la de Corpus Christi, esta inicia miércoles y se extiende hasta el viernes. Cada día, la celebración, es responsabilidad de un pasante que junto a su banda y bailarines hace su entrada a la plaza principal de Huachacalla.

Esta festividad congrega la mayor cantidad de visitantes; no obstante, por la pandemia, este año se vio reducida en el 70 % de su afluencia, pese a esto, no dejó de ser un “gran evento” que, incluso causó polémica en las redes sociales, pues fue amenizado por un grupo electrónico traído desde Alemania.

El alcalde del municipio de Huachacalla, Iván Rodríguez Mamani, contó a LA VOZ que la realización de esta fiesta; este año, fue una experiencia traumática, pues el no poder evitar que se realice le causo críticas de los bolivianos, el resentimiento de los pasantes, ya que se inició un proceso contra ellos, y el rechazo de algunos habitantes que asistieron a la misma.

YO TE AYUDO, TU ME AYUDAS

Los pobladores de Huachacalla tienen fuertemente arraigada la práctica del “Ayni”, es decir, la colaboración no es una opción sino es parte de su idiosincrasia y fue realizada por los primeros pobladores hasta la actualidad.

Antes esta práctica no era monetaria se la realizaba en época de siembra y la construcción de viviendas. Consistía en brindar ayuda, la cual era retribuida en su momento de la misma forma.

“Ahora eso es monetario en las fiestas que se realizan, matrimonios o cumpleaños, se hace un aporte económico, pero las abuelitas todavía hacen como antes y ayudan en la cocina”, contó el alcalde de Huachacalla Iván Rodríguez.

ESTIGMATIZACIÓN

El alcalde de Huachacalla, Iván Rodríguez Mamani, lamentó que su municipio sea estigmatizado por el contrabando, por el hecho de encontrarse en frontera con Chile, señaló que, si bien, esta actividad ilegal ocurre en localidades vecinas no es el caso de su jurisdicción.

“Los contrabandistas están destrozando nuestros pocos caminos que son dañados por los camiones de alto tonelaje, además las cercas para evitar que se escape el ganado también son derribadas”, indicó.

Los pobladores junto a las autoridades municipales vieron conveniente que solo haya una entrada a Huachacalla para hacer un mejor control de los contrabandistas.