A un perro lo dejaron bien envuelto en una sábana blanca, con una cuerda celeste atada a una pequeña pilastra del frontis de una antigua casona, bien acurrucado en plena acera, con comida y agua cerca, permaneció dos días en el lugar, donde pasó la noche en un rincón del parqueo público de la cuadra.
Gracias a la publicación de un par de fotografías del perro en las redes sociales, el rescatista Edgar Ortega, que recoge a diario animales abandonados, llegó hasta el lugar y fue recibido por Wilma Rodríguez, la encargada del parqueo, quien cuidó al can. “Es inhumano cómo lo dejaron”, dijo Édgar. Bobby fue el nombre que le pusieron, fue llevado a la veterinaria, llegó con fiebre y deshidratado, con anemia y sarna en su cuerpo. Agencias