La devastación fue total en algunos barrios y pueblos, donde los vehículos acabaron desplazados y amontonados. La fuerza de las corrientes de agua sorprendió a muchos, entre ellos la familia de Guillermo, pese a que las intensas precipitaciones llevaban horas azotando la zona y se habían emitido advertencias.
El martes por la mañana, alrededor de las 07:00 hora española (06:00 GMT), la agencia meteorológica española Aemet advirtió que se pronosticaban lluvias torrenciales para la región de Valencia.
«¡Mucha precaución! ¡El peligro es extremo! No circulen salvo que sea absolutamente necesario», expresó la agencia en un comunicado en la red social X, poco antes de emitir una «alerta roja máxima».
A lo largo del día se fueron emitiendo más alertas y se solicitó a las autoridades locales que impidieran a la gente acercarse a las orillas del río. A las 15:20, el centro de coordinación de emergencias regional ya publicaba imágenes de calles totalmente inundadas en los municipios de La Fuente y Utiel, al oeste de Valencia.
El nivel del agua subió mucho en poco tiempo. Unas horas más tarde, indicó que varios ríos de la zona estaban crecidos y pidió a la gente alejarse de las orillas. Pero, en la mayoría de los lugares ya era demasiado tarde. Chiva, a unos 20 kilómetros, fue una de las primeras localidades azotadas por la furia de las inundaciones repentinas.
El profundo barranco que atraviesa la localidad se estaba llenando de agua desde el martes por la tarde tras las fuertes lluvias. A las 18:00 las calles se habían convertido en ríos, con la fuerza del agua arrastrando coches, farolas y bancos.
Escenas como esta se repitieron en la región de Valencia el miércoles. En otros puntos de la región comenzaron a divulgarse noticias de decenas de personas desaparecidas y más de un centenar de muertos tras ser arrastradas por las aguas.
Muchos han cuestionado el momento en el que se produjo ese aviso, más de 12 horas después de que la agencia meteorológica española emitiera su primera alerta roja. Agencias