La Cámara Gastronómica de Cochabamba indicó que todos los días se cierran dos unidades productivas que no pueden con los altos costos de producción y a la caída de las ventas que ronda el 50%. El sector genera 30.000 puestos de trabajo
Cochabamba, la capital gastronómica de Bolivia, hierve a fuego lento. El aroma de la llajwa y el silpancho ya no basta para mantener con vida a un sector que se desangra en silencio: cada día, dos unidades gastronómicas bajan la cortina para no volver a abrir.
El encierro por bloqueos y el alza de precios de los alimentos han dejado a los restaurantes al borde del colapso. Las ventas cayeron un 50% y los 30.000 empleos que genera esta industria están en riesgo.
Denisse Dalence, presidente de la Asociación de Empresarios de Restaurantes y Ramas Afines de Cochabamba (Aserac), indicó que la gastronomía de Cochabamba está pasando por una etapa de crisis que pone a juego la resiliencia de los pequeños, medianos y grandes emprendedores que apuestan por la industria de la comida. Dalence detalló que el problema de los números data desde fines de 2024.