A lo largo de la historia, el papel de la Primera Dama de un país ha sido sinónimo de controversia. Muchas veces, las esposas de los presidentes han acaparado más las cámaras y atención que sus propios cónyugues. La labor social y el compromiso con los desvalidos es, quizá, la función que más se le atribuye; sin embargo, algunas han ido un paso más allá y dejaron una huella imborrable en la memoria de su nación por su carácter y personalidad.
Hoy, Bolivia recibe a sus nuevos mandatarios: Luis Arce, como Presidente, y David Choquehuanca, como Vicepresidente. Luego de casi 15 años el país tendrá una Primera Dama, y habrá continuidad de la Segunda Dama.
Alejadas de los focos de la prensa, Lourdes Durán y Lidia Gutiérrez son las mujeres que acompañarán este nuevo Gobierno. Poco se sabe de ellas a nivel personal. Alguna vez se tuvieron que enfrentar a cuestionamientos y momentos difíciles mientras sus maridos eran parte del mandato de Evo Morales. Ambas son profesionales y construyeron su propio camino.
Cuando el binomio Arce-Choquehuanca se presentó al Tribunal Supremo Electoral para recibir el nombramiento como autoridades electas, sus esposas estaban con ellos. Pero, así como se presentaron para compartir uno de los momentos más importantes de la vida de los políticos, también los respaldaron ante las críticas, acusaciones, enfermedades y golpes de la vida.
LA DUPLA ECONOMISTA
Luis Arce desarrolló su campaña personal reforzando su trabajo como economista. Las ciencias matemáticas siempre fueron “su fuerte”, y quizás por eso, como una suerte de complementariedad, su esposa, Lourdes Brígida Durán Romero, también comparte la profesión.
De la nueva Primera Dama se sabe poco, sobre todo de su vida privada. En dos ocasiones especiales el ojo público se volcó sobre ella, aunque no para destacar algo favorable.
Durán es la segunda esposa de Arce, se dedica al rubro de la banca hace más de dos décadas y durante el último Gobierno de Morales fungió como Subgerente Regional de Banca, Empresas y Pymes en Banco Unión, lo que la llevó a ser criticada y cuestionada.
Incluso, según un informe de la Procuraduría General del Estado, con información de la Unidad de Investigaciones Financieras (UIF), se denunció traspasos de fondo a las cuentas de Durán por 1.7 millones de bolivianos y por otros 50 mil dólares. Ante esa situación, ella no emitió una postura al respecto.
Como una muestra de apoyo y respaldo, Arce, que en ese entonces era exministro de Ecomonía, salió al cruce de los opositores y defendió a su esposa. «No tiene por qué renunciar, absolutamente, ella ha entrado por méritos, hace muchísimos años atrás ella trabaja en banca», remarcó el economista en una entrevista con El Deber, en 2017. Asimismo, añadió que se lo “ganó” porque «además de haber recibido premios y galardones, y la experiencia de más de 20 años en banca, tiene maestría, especialidad, que creo que todas las personas que tienen eso, tienen el derecho de trabajar y hacerlo».
Ese mismo año, Arce enfrentó otra batalla: fue diagnosticado con cáncer de riñon. Así como lo acompañó en los momentos exitosos de su carrera política, Lourdes también estuvo en aquella lucha como su principal sostén, junto a los tres hijos que tiene el ahora Presidente fruto de su primer matrimonio.
Fuentes cercanas a la pareja aseguraron en una entrevista a Página Siete que Durán le da el espacio que necesita Arce y que no se involucra en sus labores. Pese a que están juntos en actividades sociales, ambos tienen un camino profesional propio.
HOY, ELLA TAMBIÉN ASUMIRÁ UN NUEVO ROL
El Decreto Supremo 25214, de 1998, en su artículo 6, establece que la Primera Dama tiene 10 atribuciones, todas referidas al apoyo que se debe dar a la población desprotegida y vulnerable.
La esposa del Presidente debe promover políticas sociales; coordinar planes y programas de apoyo; buscar mecanismos que generen respuestas a las necesidades y requerimientos de grupos sociales en situación de desventaja, y que permitan establecer programas y proyectos adecuados y oportunos para proporcionarles prestaciones sociales básicas; y coordinar con otras instancias del Gobierno, de la sociedad civil y de los organismos internacionales, la implementación y ejecución del programa y acciones tendentes al mejoramiento de las condiciones de vida de los grupos más deprimidos y desvalidos del país.
De pocas palabras en público y serena ante la adversidad, Lourdes Durán es la nueva Primera Dama de Bolivia. Durante cinco años tiene la opción de quedar en la reserva o marcar presencia.
LA PAREJA AYMARA QUE LLEGA A PALACIO QUEMADO
Vestida con la pollera aymara tradicional, el sombrero de chola paceña y una elegante manta, Lidia Gutiérrez acompañó a su marido, David Choquehuanca, a recibir la credencial como nuevo Vicepresidente de Bolivia.
Hace 25 años se unieron en matrimonio, en el pueblo de Huarina, en La Paz. Durante los años que llevan juntos, Lidia se mantuvo al lado de su esposo en todo; en los buenos momentos como su actual posesión, pero también en los malos, por ejemplo, cuando fue tomado como rehén. Ellos son la muestra de la complementariedad aymara, por eso tienen el reconocimiento y respeto de su comunidad.
Gutiérrez nació en la comunidad Chilaya, en Huatajata. Es de buen trato, serena y casi siempre se la ve sonriente. En algunas oportunidades se la vio bailando y compartiendo con las personas de su entorno.
Pese a todos los cambios que vivió Choquehuanca, la pareja nunca se alejó de su comunidad, son parte del altiplano y orgullosos de su cultura. Sin embargo, como manda la dualidad, Lidia también se desarrolló como profesional, creó su propio nombre y brilla de forma individual
“Su nivel de formación, es profesora, es un punto alto, porque ella tiene que transmitir conocimientos a los alumnos y facilitar una convivencia social, condiciones que cumple. Y en el trato personal, ella es una mujer muy amplia; en los actos que la he visto participar demuestra esa amplitud, como la de David”, señaló el profesor de Choquehucanca en Huarina, Franz Solano, en una entrevista con Página Siete.
Gutiérrez trabajó como profesora en el área rural y se dedicó activamente a su pueblo, incluso, fue autoridad comunitaria en Chilaya. Los pobladores la respetan y la admiran.
A diferencia de Lourdes, Lidia sí salió al cruce cuando se trató de defender a su esposo. Pese a no ser una mujer pública, dio su postura sobre ciertos temas.
Uno de los momentos que la llenó de miedo fue cuando Choquehuanca fue tomando como rehén por los comunarios de Limoncito, quienes se oponían a la construcción de la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos, en 2011.
No titubeó en aquel entonces y declaró a Radio Patria Nueva: “Hemos temido por la vida de mi esposo, pero ya estamos tranquilos al escuchar las noticias”, indicó y añadió que, junto a sus dos hijos y a su madre sufrieron “los peores momentos de sus vidas”.
“Nos sentimos preocupados, desconcertados, no sabíamos lo que pasaba, en ese momento yo estaba muy mal y hasta ahorita estoy asustada, pero yo confío en mi esposo y tengo valor de sobrellevar todo lo que ha pasado”, confesó en aquella compleja situación, lo que mostró, en parte, su carácter firme y su fortaleza ante la adversidad.
Lourdes Durán y Lidia Gutiérrez asumen hoy un nuevo rol. Aunque no directamente y sin ser las protagonistas de la nueva historia que construye Bolivia, las dos mujeres tienen abierta la palestra para dejar su propio legado.
Fuente: Opinión