EEUU
La golfista estadounidense Paige Spiranac, que fue catalogada como “la mujer más sexy del mundo” por la revista Maxim, está atravesando uno de los momentos más difíciles de su vida como figura pública. Después de revelar el calvario que sufre desde que su imagen tomó trascendencia en las redes sociales.
Con el correr del tiempo, la deportista de 29 años reconoció que el acoso que padece a través de sus cuentas oficiales se hizo cada vez más intenso y que llegó a traspasar la barrera de internet.
“Un hombre se me acercó y me pidió una foto y no le di mayor importancia. Pero luego comenzó a decir que le había estafado 10.000 dólares y empezó a amenazarme. Fue una situación realmente aterradora”, relató. “Resulta que este hombre fue estafado por un perfil falso que alguien creó haciéndose pasar por mí y tenía un número falso, estaba desquiciado”, añadió la golfista, quien reconoció que hace un tiempo lleva “lidiando con estos problemas de seguridad”.
“En los últimos dos meses la situación ha empeorado cada vez más. Tengo mucho miedo y no salgo de casa. Empiezo a sentir que vivo en una burbuja, y es algo que nunca había experimentado. No sé quién está ahí fuera, quién me sigue, quién me acosa. Sé que mucha gente dice, ‘bueno, eso es parte de tu trabajo’. Pero no, no debería”, sentenció.
En sus inicios en el mundo del deporte, Paige Spiranac saltó a escena como una de las golfistas más prometedoras del circuito. Sin embargo, a pesar de que nunca se retiró oficialmente, desde el 2016 dejó de competir y comenzó a dedicarse íntegramente a su faceta como influencer. “Desearía haber jugado al golf a un nivel más alto y haber logrado más, pero no cambiaría esto por nada del mundo”, apuntó.
En el pasado, la norteamericana dejó en claro a través de un video en Youtube el motivo por el que se había alejado del golf: “Para mí nunca fue la habilidad física lo que me alejó, sino la parte mental. Creo que me ha ido mejor ahora, que juego solo por diversión”, afirmó haciendo referencia a que la presión y el estrés de competir al más alto nivel le jugaron una mala pasada. Agencias