Priscila Pinell
La Granja Munay es viajar y visitar el pasado, donde los abuelos cultivaban y convivían con los animales de granja en armonía. Este espacio construido sobre tres hectáreas nace por el amor de la familia Alvarado Valencia a la naturaleza.
Aves trinando, peces disfrutando de su estanque, burros, llamas, potros, avestruces, faisanes, palomas capuchinas, pavos reales entre otros, además de un delicioso aroma a vegetación dan la bienvenida a quienes aman estar en contacto con la naturaleza o a quienes desean aprender sobre ella.
Hace 30 años Orlando Alvarado inició con la granja, con una cuantas plantas y animales, sin imaginar que, un día tendría avestruces, faisanes y otros tipos de aves de corral y exóticas.
Sus cuatro hijos lo motivaron a iniciar con el proyecto de la “granja escuela”, es decir, enseñan a los niños y familias la vida de campo. Los visitantes hacen un recorrido y conocen a cada de uno de los animales.
Ximena, la hija menor, contó a LA VOZ que la Granja Munay es autosustentable, pues a través de un pozo se provee de agua, cultivan el forraje para sus animales, preparan los alimentos para los peces, además siembran plantas frutales y hortalizas. Es un ejemplo de como vivir en armonía con la “madre tierra”.
No utilizan productos químicos, incluso el abono para las plantas es hecho de forma natural con lombrices californianas.
CAMBIO POR PANDEMIA
La Granja Munay antes de la pandemia recibía visitas de colegios, en las que además de guiar y enseñar sobre los animales, daban talleres de elaboración de galletas; con productos de la misma granja y compostaje con lombrices.
Actualmente las visitas se las realizan con hora, es decir, la familia interesada en conocer este pequeño “Edén” se puede comunicar a los números: 695-10606, 797-96276, 797-08252, donde podrá fijar la hora, la atención se la realiza los fines de semana y feriados. La familia Alvarado cumple con todas las normas de bioseguridad, para tranquilidad de sus visitantes.
UN SUEÑO DE FAMILIA
La Granja Munay es el sueño de toda la familia, pues lo que inició con Rolando y su esposa María del Rosario, pasó a ser también la pasión de sus cuatro hijos, quienes entregan su vida para que este proyecto prospere.
El mantenimiento de la granja es un trabajo arduo, ya que deben recoger el agua de pozo para cada uno de los animales, alimentarlos, revisar si todos están sanos, cubrir todas sus necesidades es su propósito.
Cristhian Alvarado, es el menor de los hermanos y la pasión que siente por todos los animales lo llevó a estudiar veterinaria, el no solo vela por el bienestar físico de estos, sino además les brinda cariño y salud emocional. Para el, ningún aspecto pasa de largo, habla de ellos con amor y el afecto es reciproco, pues cada animalito corresponde a los cuidados con docilidad. La confianza que sienten con él, se hace evidente y es lo que transmite a sus visitantes.
AVES ORNAMENTALES Y CORRAL
Entre los miembros más importantes de Munay, están las aves, pues los visitantes tienen el privilegio de observar especies que jamás se imaginario conocer.
Las palomas colipavas como su nombre lo indica tiene la cola similar a la de un pavo real, verlas abiertas es todo un espectáculo, al igual que, las palomas capuchinas que pareciera llevan un abrigo y pantuflas para el frio.
Ver al pavo real es un sueño, nada se asemeja a esta ave, por su tamaño y los colores de sus plumas; sin embargo, no se queda atrás el pavo albino.
Especies exóticas como los gansos africanos, los gallos de pelea, las gallinas de guinea, las sedosas, y las polacas que se caracterizan por su hermosa melena son solo algunos de los seres que dan vida a la granja.
AVESTRUCES, BURDÉGANOS Y PECES KOI
Si bien, el visitante a la Granja Munay, se delita con cada uno de los animales, hay algunos que se roban el corazón por su dulzura, es el caso de los burdéganos que son el resultado del cruce de caballo con burra, su pequeño tamaño, sus ojos enormes causan ternura y dan ganas de adoptarlo como una mascota.
Los avestruces con sus más de dos metros; son otro de los grandes atractivos, los visitantes pueden alimentarlas y ellas se acercan tranquilas pues están acostumbradas a la convivencia con humanos.
Para aquellos que les gusta la tranquilidad de los peces, quedarán sorprendidos con las carpas, estas llegan crecer hasta 1,20 mts Algunas son conocidas también como peces Koi dentro de la cultura china y son muy preciadas puesto que, pueden vivir hasta 200 años, por ello, pasan de generación en generación.