La mega mansión de Michael Jordan que nadie quiere comprar

En el tranquilo suburbio de Highland Park, al norte de Chicago, un colosal número 23 custodia el acceso a una mansión que destaca entre las otras casas del vecindario. Para nadie es un secreto que detrás de la imponente valla metálica, la propiedad lleva más de seis años vacía. Y todos saben quién es su propietario.

Michael Jordan llevó a los Chicago Bulls a alzarse con seis anillos entre 1991 y 1998. En aquellos años de gloria, Jordan se hizo construir en la ciudad de Illinois una fastuosa mansión sobre un predio de 5.000 metros cuadrados. En los planos, no quería que faltara ningún detalle. Debía tener pista de tenis, infinity pool, cancha de baloncesto personalizada, campo de golf, una casa secundaria para huéspedes con tres cuartos, una cocina gourmet y una bodega para más de 1.000 botellas. Además, contaría con nueve dormitorios, 19 baños, dos salones circulares más otro exclusivo de belleza, un gimnasio top, dos teatros, una sala de cine, una sala específica para fumar con mesas de juego, una biblioteca con pantalla desplegable, una sala con una TV de 110 pulgadas, un lago para pescar y un garage para 15 autos.

La residencia cuyo precio original era de 42 millones de dólares, salió a la venta por USD 29.000.000. “Air” estuvo cerca de venderla por esa cantidad en febrero de 2012, pero la transacción nunca llegó a completarse. Unos meses después, intentó cerrar un trato por USD 21 millones, que también fracasó. Frustrado por su incapacidad de venderla a un comprador privado, “Air” decidió dejar la venta en manos de un equipo de profesionales, y contrató a la empresa de subastas Concierge Auctions para que hiciera el trabajo, pero hasta ahora no la pueden vender.