La meningitis: causas, síntomas y tratamientos

La mayoría de los casos de meningitis se deben a una infección viral. Pero también pueden causarla bacterias, parásitos y hongos. En algunos casos, la meningitis mejora sin tratamiento en algunas semanas. En otros, puede provocar la muerte y requerir tratamiento con antibióticos de emergencia.
SÍNTOMAS
Los síntomas iniciales de la meningitis pueden ser similares a los de la gripe. Fiebre alta repentina. Rigidez en el cuello. Dolor de cabeza intenso. Náuseas o vómitos. Confusión o dificultad para concentrarse. Convulsiones. Somnolencia o dificultad para despertarse. Sensibilidad a la luz. Falta de apetito o de sed. Erupción cutánea en algunos casos, como en la meningitis meningocócica.
Puede ser difícil consolar a los bebés con meningitis e incluso pueden llorar más cuando se los carga en brazos. Dolor de cabeza intenso que no desaparece. Confusión. Vómitos. Rigidez en el cuello.
La meningitis bacteriana es grave y puede ser mortal en unos días sin tratamiento antibiótico inmediato. El retraso en el tratamiento también aumenta el riesgo de daño cerebral permanente.
CAUSAS
Las infecciones virales son la causa más común de la meningitis.
MENINGITIS BACTERIANA
Las bacterias que ingresan al torrente sanguíneo y se trasladan hasta el cerebro y la médula espinal causan meningitis bacteriana. La causa puede ser una infección de oído o de los senos paranasales, una fractura de cráneo o, raras veces, algunas cirugías. Una vacuna puede ayudar a prevenir la infección.
MENINGITIS VIRAL
Por lo general, la meningitis viral es leve y a menudo desaparece por sí sola. Estos son más comunes a finales del verano y principios del otoño.
MENINGITIS CRÓNICA
La meningitis crónica se desarrolla durante dos semanas o más. Los síntomas son similares a los de la meningitis aguda, un caso nuevo y repentino.
MENINGITIS FÚNGICA
Puede ser similar a la meningitis bacteriana aguda. A menudo se contrae al inhalar esporas de hongos que se pueden encontrar en el suelo, la madera y los excrementos de aves.
MENINGITIS PARASITARIA
La meningitis parasitaria también puede deberse a una infección en el cerebro o por malaria cerebral. La meningitis amebiana es un tipo poco frecuente que a veces se contrae al nadar en agua dulce.
FACTORES DE RIESGO
Saltearse vacunas. El riesgo aumenta para cualquier persona que no haya completado el calendario recomendado de vacunación para niños o adultos.
Edad. La mayoría de los casos de meningitis viral se produce en niños menores de 5 años. La meningitis bacteriana es frecuente en los menores de 20 años.
Vivir en un entorno comunitario. Los estudiantes universitarios que viven en residencias estudiantiles, el personal en bases militares y los niños en internados y centros asistenciales infantiles corren un mayor riesgo de contraer meningitis meningocócica.
Embarazo. La infección aumenta el riesgo de aborto espontáneo, muerte fetal intraútero y parto prematuro.
Sistema inmunitario debilitado. El SIDA, los trastornos por consumo de alcohol, la diabetes, el uso de medicamentos inmunosupresores y otros factores que afectan al sistema inmunitario aumentan el riesgo de contraer meningitis.
COMPLICACIONES
Las complicaciones de la meningitis pueden ser graves. Pérdida auditiva. Problemas de memoria. Dificultad de aprendizaje. Daño cerebral Problemas para caminar. Convulsiones. Insuficiencia renal y la Muerte. Con un tratamiento inmediato, hasta los pacientes con meningitis grave pueden tener una buena recuperación.
PREVENCIÓN
Las bacterias o los virus comunes que pueden causar meningitis se trasmiten al toser, estornudar, besar o compartir utensilios para comer, un cepillo de dientes o un cigarrillo.
Lávate las manos. Lavarse bien las manos ayuda a prevenir la trasmisión de gérmenes. Enséñales a los niños a lavarse y enjuagarse bien las manos.
Practica buenos hábitos de higiene. No compartas con nadie bebidas, alimentos, pajillas (popotes), utensilios para comer, protectores labiales ni cepillos de dientes.
Mantente saludable. Cuida el sistema inmunitario, descansando lo suficiente, haciendo ejercicio con regularidad y siguiendo una dieta saludable.
Cúbrete la boca. Cúbrete la nariz y la boca cuando tosas o estornudes.
Si estás embarazada, ten cuidado con los alimentos. Cocina la carne. Evita los quesos elaborados con leche no pasteurizada.