Bad Bunny no es solo el artista latino más escuchado del mundo, también es un catalizador químico. Cuando suenan sus canciones, sus más de 80 millones de oyentes mensuales en Spotify sienten ganas de bailar y reproducen los temas tantas veces porque se les disparan la dopamina, la serotonina y la oxitocina, neurotransmisores que generan placer. Así lo demuestra un estudio científico publicado esta semana por el Colegio de Químicos de Puerto Rico (CQPR). María Santiago Reyes, miembro del Colegio, aseguró que “la química del cerebro explica por qué miles se sienten tan emocionalmente vinculados a estas experiencias masivas, la gente no solo baila, también se conecta bioquímicamente”.
