La Major League Soccer (MLS) del fútbol de los Estados Unidos se plegó al reclamo por la violencia racial en el territorio norteamericano y suspendió algunos de los partidos previstos durante la jornada, al igual que lo que ocurrió con la NBA de básquet o la MLB de béisbol.
Los encuentros entre Inter Miami-Atlanta United (con nutrida presencia argentina y con los jugadores en cancha en Fort Lauderdale), FC Dallas-Colorado Rapids, Real Salt Lake-Los Angeles, San Jose Earthquakes-Portland Timbers y Los Angeles Galaxy-Seattle Sounders resultaron postergados, como medida de protesta.
Además, las semifinales del ATP de tenis de Cincinnati también fueron pospuestas luego de que la japonesa Naomi Osaka, ex N°1 del mundo, se negara a jugar su encuentro frente a la belga Elise Mertens también como medida de protesta.
“SE CONVIRTIERON EN ORGANIZACIÓN POLÍTICA”
Los playoffs de la NBA fueron suspendidos y aún no hay fecha oficial de regreso, hay entrenamientos parados en el football americano y la MLS canceló los partidos: el deporte estadounidense ha encontrado esta manera para expresarse en contra del racismo y de la brutalidad policial en una histórica respuesta al último episodio sucedido en Wisconsin, en donde el afroamericano Jacob Blake fue baleado por un agente de seguridad cuando entraba a su camioneta ante la mirada de sus tres hijos.
En este contexto, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, habló sobre asunto y criticó el boicot: “No sé mucho sobre la protesta de la NBA. Sé que sus índices de audiencia han sido muy malos porque creo que la gente está un poco cansada de la NBA”. Además, insistió desde Washington: “Se han convertido en una organización política, y eso no es bueno para el deporte ni para el país”.