Después de varias advertencias, la Organización Mundial de la Salud (OMS) aceptó este jueves que el COVID-19 podría contagiarse por el aire en algunas circunstancias.
De acuerdo con el diario El País, el organismo internacional actualizó por primera vez desde el 29 de marzo el documento en el que detalla los modos de transmisión del virus para incluir los llamados aerosoles, esas pequeñas partículas que pueden mantener en suspensión unos minutos con carga vírica e infectar a quien la inhale.
El lunes, un grupo de 239 científicos internacionales urgió a la OMS y la comunidad médica internacional a “reconocer la posible transmisión aérea del COVID-19”, en un artículo publicado en la revista Clinical Infectious Diseases de Oxford.
Al respecto de los contagios vía aire, la declaración de la OMS es muy cautelosa, ya que afirman que las pruebas son indirectas. Además, muchos especialistas habían advertido de que alertar del contagio aéreo podría ser malinterpretardo por la población.
Según describe el nuevo documento del organismo, se han observado brotes en “algunos entornos cerrados, como restaurantes, clubes nocturnos, lugares de culto o lugares de trabajo donde la gente puede estar gritando, hablando o cantando”.
“En estos brotes”, se apunta, “no se puede descartar la transmisión de aerosoles, particularmente en estos lugares interiores donde hay espacios abarrotados y con ventilación inadecuada donde las personas infectadas pasan largos períodos de tiempo con otros”.
Locales cerrados, con mala o nula ventilación y mucha gente hablando (cuanto más fuerte, peor) durante un buen rato: esos cuatro factores sumados aparecían como la causa más probable de transmisión en varios brotes estudiados por los epidemiólogos desde los meses de febrero y marzo en distintos lugares del mundo.
Algunos de los casos conocidos son un ensayo de un coro en el que se mantuvo la higiene y la distancia de seguridad, varios brotes en karaokes, un restaurante en el que se contagiaron los comensales de las mesas vecinas, un gimnasio en el que se practicaba zumba, y un viaje en autobús de larga distancia en el que no se utilizaron máscaras faciales ni ventilación.
Los expertos tenían claro que la vía de contagio más plausible eran esos aerosoles, partículas con virus que aguantan en suspensión y que pueden respirarse. Hasta ahora, las autoridades sanitarias solo aceptaban este contagio por aerosoles en los momentos en los que se intuba a los pacientes con COVID-19, de acuerdo a El País, pero no para situaciones habituales entre la ciudadanía.
La OMS, ya criticada por haber tardado en aconsejar el uso de máscaras, fue acusada de no querer admitir las pruebas que apuntan a una propagación por el aire del nuevo coronavirus, que ya ha matado a más de 500 mil personas en seis meses.
El martes, la institución había insistido en que la epidemia “se acelera, y no hemos alcanzado el pico de la pandemia”, en palabras de su director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
“Aunque el número de fallecidos parece que se ha estabilizado a nivel mundial, en realidad, algunos países han realizado avances significativos en la reducción del número de casos, mientras que en otros los muertos siguen creciendo”, dijo en una rueda de prensa.