La viruela del mono causas, síntomas y prevención

Todavía se desconocen muchas características de esta enfermedad, por lo que es necesario ser cautelosos a la hora de establecer patrones epidemiológicos con respecto a ella. A continuación, se exponen las causas, los síntomas y los posibles tratamientos de la viruela del mono.

CAUSAS

Tal y como indican los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), el virus se transmite cuando una persona sana entra en contacto con un reservorio (ya sea humano, animal o material contaminado). El patógeno ingresa en el cuerpo a través de aberturas en la piel, el tracto respiratorio y las membranas mucosas (ojos, nariz y boca). Entre humanos, se cree que la enfermedad se transmite primariamente por gotas respiratorias. También se puede producir el contagio por el intercambio de fluidos durante el acto sexual y el contacto de una lesión con superficies contaminadas. De todas formas, cabe destacar que se requiere más investigación para conocer muchas particularidades de la infección.

SÍNTOMAS

Los signos clínicos que evidencian la enfermedad son similares a los de la viruela clásica, aunque más leves. El periodo de incubación tras la entrada del virus al organismo es de 7 a 14 días, con un máximo de 21 días.

Los síntomas iniciales son los siguientes: Fiebre. Dolor de cabeza. Dolores musculares. Malestar en la espalda. Inflamación de los ganglios linfáticos. Escalofríos. Agotamiento.

De media, entre 1 y 3 días después de la aparición de fiebre surgen unas erupciones cutáneas muy llamativas. Estas pasan por estadios de mácula, pápula, vesícula y pústula antes de desaparecer. La manifestación clínica oscila entre 2 y 4 semanas.

DIAGNÓSTICO

Por ello, la confirmación de la enfermedad se lleva a cabo de forma fiable mediante una PCR. Si se amplifica el ADN del virus en la muestra del paciente, se confirma la infección. Para que el diagnóstico sea certero se deben extraer las muestras directamente de las lesiones.

TRATAMIENTO

Tal y como indican portales profesionales, todavía no existe un tratamiento definitivo para la viruela del mono. Como en la mayoría de patologías virales, se espera que el sistema inmunitario del paciente pueda combatir la enfermedad y solo se ofrecen abordajes para disminuir la gravedad de los síntomas.

PREVENCIÓN

El contacto estrecho con un paciente positivo es el factor de riesgo más importante de la infección. Por ello, es esencial que toda persona enferma mantenga aislamiento, lleve una mascarilla y cubra sus lesiones en la mayor medida de lo posible ante sospecha o confirmación de la enfermedad. Aplicar medidas de vigilancia y estandarizar un diagnóstico rápido es esencial para evitar que el virus se expanda.

Humano-animal: sobre todo en las regiones en las que la viruela del mono es endémica, es esencial reducir el contacto entre personas y monos y roedores (ambos reservorios). A la hora de manejar animales para el consumo, hay que llevar guantes y protección adecuada, además de cocinarlos. El objetivo es reducir la exposición a fluidos infectados procedentes de otros seres vivos.

Humano-humano: hay que limitar el contacto al máximo posible con toda persona infectada. También es vital que los profesionales sanitarios sigan los protocolos pertinentes para evitar la entrada en contacto con fluidos y lesiones.