En un estudio revelador realizado por Andrew Francis-Tan y Hugo M. Mialon de la Universidad de Emory, se ha encontrado una posible relación entre el gasto exorbitante en bodas y anillos de compromiso y la probabilidad de divorcio. Según la investigación, las parejas que gastaron más de $20,000 en su boda y más de $2,000 en el anillo de compromiso presentaron un mayor riesgo de divorcio en comparación con aquellas que fueron más modestas con sus gastos. Aunque es crucial entender que correlación no significa necesariamente causalidad, este estudio arroja luz sobre algunas tendencias interesantes.
Lo que Dice la Ciencia
Volviendo al estudio de Francis-Tan y Mialon, es importante recalcar que aunque el estudio sugiere una asociación entre los altos gastos en bodas y anillos y una mayor tasa de divorcio, no establece una relación de causa y efecto. ¿Qué podría estar detrás de esta tendencia?
Una teoría es que las parejas que gastan menos en sus bodas pueden estar más centradas en lo que realmente importa: su relación y futuro juntos, en lugar de impresionar a los demás con una celebración extravagante. Además, los gastos excesivos pueden generar estrés financiero, lo que podría contribuir a conflictos matrimoniales.
Otra posible explicación es que las parejas que son más frugales pueden ser más compatibles en términos de valores y expectativas de vida. La comunicación y la comprensión mutua, que son fundamentales para un matrimonio exitoso, pueden estar más presentes en estas parejas.
Los Números Hablan
Los investigadores de Emory University encontraron que las parejas que gastaron menos de $1,000 en su boda tenían una menor tasa de divorcio. Por otro lado, aquellas que invirtieron más de $20,000 tenían un 46% más de probabilidad de divorciarse. En cuanto a los anillos de compromiso, gastar entre $500 y $2,000 se asoció con una menor tasa de divorcio, mientras que gastar más de $2,000 se relacionó con un mayor riesgo.
Estas estadísticas nos llevan a reflexionar sobre las prioridades al planificar una boda. ¿Es más importante el día de la boda o los años que vienen después? Parece que una celebración más modesta puede estar relacionada con una relación más sólida y duradera.
Casey y Alex Pruitt, una pareja estadounidense que compartió su historia con The New York Times, gastaron solo $3,000 en su boda y han estado felizmente casados por más de una década. Según Casey, «nos centramos en lo que realmente importaba: nuestra relación. No queríamos empezar nuestra vida juntos con una deuda enorme por un solo día de fiesta.»
Otro caso interesante es el de los mexicanos Luisa y Roberto Fernández, quienes en una entrevista con BBC Mundo hablaron sobre su boda económica. «Nos enfocamos en tener una ceremonia íntima con nuestras familias y amigos cercanos. Gastamos menos de $5,000 y llevamos 15 años casados. Creemos que invertir en nuestra relación y no en una fiesta ostentosa nos ha dado una base sólida para nuestro matrimonio,» comentó Luisa.
El estudio de Francis-Tan y Mialon no es una sentencia definitiva, pero sí ofrece una perspectiva interesante sobre cómo los gastos excesivos en bodas pueden estar relacionados con una mayor probabilidad de divorcio. Es un recordatorio de que la ostentación no siempre es sinónimo de felicidad duradera. Al final del día, lo que realmente importa es la conexión y el compromiso entre las parejas, no el tamaño de la factura de la boda.
Al planificar una boda, es esencial recordar que lo más importante es la vida que se construirá juntos después del evento. Un enfoque equilibrado y consciente de los gastos puede no solo ahorrar dinero, sino también potencialmente fortalecer la relación a largo plazo.