La Casona Mayorazgo ubicada en la zona norte de la ciudad de Cochabamba construida hace más de 500 años fue testigo de apasionados enamoramientos, grandes fiestas, importantes reuniones políticas, rutinarios días de trabajo, pero también de momentos menos agradables.
Cuando aún era habitual tener pongos en las haciendas para que la mantengan y hagan el trabajo duro, si estos no cumplían con sus obligaciones eran duramente castigados, pues aún no se consideraba los derechos humanos universales.
Los trabajadores castigados eran llevados a una habitación donde amarrados a un tronco eran flagelados, después del castigo se los llevaba al “cuarto oscuro”, hasta que recuperen de las laceraciones en la piel si es que sobrevivían.
La casona y específicamente esa habitación quedó como testigo del trato inhumano al que eran sometidos quienes en esa época estaban en una situación vulnerable. Los lamentos, gritos de dolor, la sangre derramada y las lágrimas de los llamados “pongos” son marcas “invisibles” que quedaron en la hacienda y aún se manifiestan.
TERROR EN EL CUARTO OSCURO
Actualmente la Casona se ha convertido en un museo y recibe visitas de todas aquellas personas que están interesadas en conocer la historia de la hacienda, además de que permanentemente se tiene exposiciones de fotografías de antaño de la Llajta, máscaras, documentos, entre otros.
Hay una habitación donde se exponen fotografías que, durante el día y cuando hay varias personas es de lo más normal; sin embargo, durante la noche se transforma en el “cuarto oscuro” y nuevamente se escuchan los gritos de quienes hace más de 500 años fueron torturados.
Carlos Flores responsable de la Casona Mayorazgo contó a LA VOZ que fue testigo de los aterradores lamentos y gritos que provienen del cuarto, pero la experiencia no se limita a los sonidos pues aseveró que una energía inexplicable recorrió todo su cuerpo, su cabeza se sintió más pesada, los vellos se le erizaron y todo esto por la energía que quedó encerrada en la habitación.
“Me preparaba para cerrar las puertas y fui hacia el cuarto oscuro, y escuche los ruidos, llorar a alguien, revise y no había nadie. Me dio miedo y escalofríos, además de que una energía no me permitía ingresar, decidí irme rápidamente”, recordó.
LA VOZ visitó el lugar y evidenció que de forma inexplicable la habitación tiene una temperatura distinta a todas las demás, una energía más pesada se apodera de ella, el silencio no trae paz sino una sensación de angustia.
UN PATRIMONIO CULTURAL
La Casona Mayorazgo perteneció a Luis Garci quien en 1538 llegó a valles cochabambinos y compró terrenos donde ahora es la Plaza Principal 14 de septiembre, pero fueron expropiados y como compensación se le cedió tierras desde la zona de Cala Cala hasta Tiquipaya.
La casa fue construida en base de adobes, horcones, tejas musleras, cañahuecas, piso pastelero, entre otros materiales típicos de la época; sin embargo, durante cientos de años fue abandonada y la construcción fue deteriorándose, hasta el año 2005 que el Concejo Municipal de Cochabamba la declaró patrimonio cultural. Empezaron las refacciones y fue entregada en 2009, a partir de este momento abrió sus puertas a todas las personas que quieran disfrutar de esta parte de la historia cochabambina, la entrada es gratuita y la atención de lunes a viernes desde las 8.00 hasta las 16.00.