Una madre con coronavirus que dio a luz mientras estaba internada con respirador artificial murió sin haber conocido a su hija recién nacida y a pesar de las súplicas de su esposo para una mejor atención.
Aurora Chacon Esparza, de 35 años, estaba siendo tratada en el Hospital North Memorial en el Centro de Brooklyn, Nueva York, después de mostrar síntomas de coronavirus. Los médicos estaban preocupados de que su beba no recibiera suficiente oxígeno y dijeron que necesitaba una cesárea de emergencia a pesar de estar solo 30 semanas de embarazo.
La beba, Andrea, se mantiene sana, pero Esparza, que nunca conoció a su hija, falleció trágicamente el domingo, según la página de GoFundMe de su familia. El mensaje en el sitio, escrito por el esposo de Esparza, Juan Durán, decía: «Mi esposa Aurora ahora descansa en paz con Dios».
«Tengo fe en Dios de que ella está con él y se movió hacia una vida mejor. Siempre la extrañaremos y la recordaremos por la persona fuerte, amorosa y cariñosa que era. Agradezco todas sus oraciones y buenos deseos desde el primer día».
Aurora Chacon, que estaba embarazada del tercer hijo de la pareja, comenzó a mostrar signos de coronavirus a principios de junio, incluyendo tos sin parar y dificultad para respirar.
La condición de la joven madre empeoró y los médicos recomendaron que una máquina de oxigenación fuera la única opción. Duran, su esposo durante siete años, contó: «Ella era una mujer sana de 35 años sin condiciones preexistentes. Nunca pensamos que esto podría pasarle a nuestra familia».
Duran creyó primero que el viaje de su esposa al hospital sería breve ya que la joven madre, que ya tenía dos hijos, estaba sana cuando comenzó a mostrar síntomas de coronavirus. Pero cuatro días después, los médicos decidieron llevar a cabo la cesárea, preocupados tanto por la madre como por la beba.
«Fue entonces cuando me golpeó. Estaba pensando ‘está bien, ella pasará esto, unos días en el hospital’. Pero cuando recibí esa llamada me golpeó», agregó su esposo. La niña, Andrea, nació en forma prematura, pero se encuentra saludable.
Durán dijo: «Su corazón está muy bien. Ella puede respirar sola. Ella come, sonríe, llora», se emocionó el padre de la niña, ahora viudo. Agencias