Maestra de catecismo violó y mató a niña de 8 años

Cuando se dio a conocer la noticia de uno de los asesinatos que más conmocionó a los ciudadanos de los Estados Unidos. Se trató del caso de Sandra Cantú, una niña de tan solo 8 años de edad, que fue masacrada por la mamá de su mejor amiga, Madison.

Melissa Huckaby era docente de una escuela dominical de Tracy, California, y madre soltera de la mejor amiga de la víctima, lo cual atrajo la atención de todos los medios, vecinos y conocidos de la mujer, ya que todos se preguntaron cómo había sido posible que por su mente pasara la idea de haberle hecho daño a una pequeña e inofensiva niña.

El 27 de marzo del 2009, Cantú se encontraba en clase como habitualmente solía hacerlo en la Escuela Primaria Melville S. Jacobson, donde cursaba apenas segundo grado. Luego de salir de clases, la pequeña les avisó a sus padres que estaría jugando con uno de sus amigos y, siendo las 4:00 p. m, la niña regresó a su casa.

Pero no demoró mucho y volvió a pedir permiso a sus padres para salir de nuevo, esta vez, a casa de otra de sus amigas, situación en la que sus padres no pusieron ningún pero y accedieron a la salida de Cantú. Pasadas un par de horas la niña no se volvió a reportar, el tiempo siguió pasando y Cantú jamás regresó a casa. Siendo las siete de la noche, horario en el que siempre solía cenar junto a su familia, sus padres no pudieron con el desespero de no saber dónde estaba su hija y salieron a buscarla.

Sin ningún tipo de resultados, los familiares de la pequeña Cantú decidieron reportar a la menor como desaparecida ante las autoridades locales. La Policía llegó a hacer presencia en el lugar, donde dieron inicio a la recopilación de la información con testigos, interrogación a los vecinos del sector y acceso a cámaras de seguridad, las cuales permitieron obtener algunas pistas.

10 días después de la desaparición de la menor, el 6 de abril, fue hallada una maleta con el cuerpo de Sandra Cantú durante el drenaje de rutina de un estanque de riego. Posterior al levantamiento del cadáver, los médicos forenses determinaron que la niña había sido golpeada y abusada sexualmente “con un objeto extraño antes de ser asfixiada, mientras que los resultados de toxicología mostraron que había ingerido Alprazolam, un fármaco utilizado para el tratamiento de los estados de ansiedad, especialmente en las crisis de angustia, agorafobia, ataques de pánico y estrés intenso”, según cuenta ‘Fox News’.

Cuando los oficiales encontraron el cuerpo de Cantú, sospecharon que el crimen había sido cometido por una mujer y las coincidencias en el caso arrojaban como culpable a la mamá de la mejor amiga de la víctima, Melissa Huckaby. Según la revista ‘People’, el mismo día en el que desapareció Cantú, Huckaby escribió un mensaje de texto a la madre de Cantú que decía: «Dígale a la Policía que me robaron algo hoy alrededor de las 4 p. m. No sé si eso hace la diferencia o no».

Al siguiente día, Huckaby fue a la Policía para hablar con agentes del FBI e informarles que había encontrado una nota en el suelo, la cual decía: «Cantú está encerrada en una maleta robada arrojada al agua en Bacchetti Road y Whitehall Road’, explicó el medio ‘NBC’.

No obstante, los oficiales no creyeron las declaraciones de Huckaby e iniciaron una capciosa investigación, en la cual pudieron determinar que ella tenía antecedentes de problemas de salud mental, incluida el trastorno límite de la personalidad, el trastorno bipolar y la esquizofrenia.

A medida que se fueron realizando las investigaciones sobre Huckaby, más pistas salían a flote, determinando que ella había sido la asesina. El FBI se dirigió al vecindario en el que vivía la pequeña y la presunta homicida, para revisar cámaras del sector.

Se logró determinar que la autora del asesinato de Sandra Cantú fue la maestra de catecismo y madre de la mejor amiga de la víctima. El 10 de abril del mismo año, Huckaby fue imputada por los cargos de drogadicción de un menor de ocho años y un hombre de 37 años. No obstante, dichos cargos le fueron retirados, debido a un acuerdo de culpabilidad en el que la homicida se declaró responsable del asesinato en primer grado y secuestro de la pequeña, para así evitar la pena de muerte. Agencias