Angélica, dispuesta a apoyar a su tía, acudió a su cónyuge Christopher y a su primo Fabricio; quienes de inmediato iniciaron las planificaciones de cómo ejecutar el crimen. 4 mil dólares era la jugosa y endulzante cantidad que ofrecían por la cabeza de Hernández.
“Aprovechándose que la víctima se encontraba de espalda y frente al portón que intentaba abrir para ingresar a su casa, el acusado Fabricio López Correa se bajó del vehículo color negro, mismo que habían rentado»; explicó en su lectura el secretario del juez.
«Luego, sacó un arma y realizó cuatro disparos hacia la humanidad de la víctima, impactándole uno en el torso del hemitórax posterior derecho, dos en el hemitorax posterior izquierdo, y uno en la región lumbar izquierda»; continuó.
Este malévolo plan que tiene un desenlace de novela mexicana se creó en la mente de Verónica María Silva Bravo, de 50 años, supuestamente por codicia. Agencias