María Pérez es el nombre con el que llegó a la guardería en Oruro tras un terrible accidente en la carretera al occidente del que logró salir con vida.
A los 12 años sus padres le contaron una historia que las diferentes formas en las que un hijo podía llegar hasta un hogar, “ellos pusieron esa historia de que yo había llegado del cielo y que no era como los otros niños del colegio, porque en el colegio ya empezaban a decirme que ellos no eran mis padres”, comienza a contar María.
Ese sería el inicio de las dudas que la aquejarían a lo largo de los años y la historia con la que le responderían, algunos de sus familiares reprochaban sus intentos de saber diciéndole que no fuera cruel, “entonces yo me callaba y prefería no continuar con mi búsqueda”, añade.
Pero el destino es caprichoso, María volvería al lugar del que salió sin que lo supiera y por azares de la vida: “Yo ya tendría 18 o 19 años, fui a hacer un trabajo, en el colegio nos piden que hagamos una tesina, en el colegio de Oruro y fui a hacer esta tesina justamente en ‘La gota de leche’, donde yo había estado”.
En el lugar una mujer la reconoció, “y al entrar a la cocina una de las señoras que cocinaba ahí me dijo, yo sabía que ibas a volver, tú estabas aquí”, el miedo de saber evito que se acercara a la trabajadora y dejó que el tiempo pasara.
LA BÚSQUEDA
Años después, María ya había formado una familia y en las reuniones veía como la familia de su esposo estaba integrada por sus seres queridos y se preguntó a quienes se parecían sus hijos, “siempre ha habido esa duda esa forma de trato que era distinta conmigo, obviamente yo sentía el cariño, pero no era lo mismo, yo creo que una familia es distinta”, explica.
Fue ese el momento en que decidió comenzar con la búsqueda que hoy continua cuatro años después. Dos personas encargadas del hogar, en 1970, tenían las respuestas a sus preguntas, sin embargo, el administrador del lugar falleció.
La segunda persona, la mujer encargada del hogar a quien encontró y pudo hablar con ella, pero sufría de alzhéimer.
“Ni bien llegué, me reconoció, María Pérez, eres vos, hija de tal pareja, yo me sentí feliz, porque dije que me reconoce y sabe todo, me va a poder responder, entonces había momentos en que estaba lúcida y otra vez perdía…entre esos sus momentos de lucidez, me ha dicho que yo había llegado ahí a la guardería, y que había llegado con un niño más…era tu hermanito y como era un poco más grande, lo hemos llevado a una a una guardería de jovencitos…después otra vez se perdía”, relata.
Impulsada por saber la verdad, finalmente intentó develar el secreto que su familia había guardado por completo toda su vida, “todos sabían que yo había parecido de un día para otro en su casa, ya nunca más salí”, añade.
¿CÓMO SALIÓ DEL HOGAR?
Llevo su búsqueda a las redes sociales donde comparte su caso esperando encontrar algún miembro de su familia, llegó a recopilar una parte de la historia de como abandonó la guardería: “Desde el momento del accidente han pasado 3 días y directamente no hay documentación, no hay registro de que yo haya estado en la guardia, no hay absolutamente nada directamente, a mí me han sacado de la guardería. Mi madre -adoptiva- se puso en contacto con su mejor amiga y le dijo vamos a verla y ahí fue que decidieron, no sé qué es lo que ha pasado, pero salí sin registro alguno, sin nada, pero con la ventaja para mi madre de que su mejor amiga era hija de un juez muy importante entonces dijeron, vamos a hacer los papeles rápido”.
Tras su salida alguien fue a buscarla luego de una semana, “ha ido una mujer vestida de negro, con abrigo negro y zapatos de charol, ha mostrado la foto de la niñita, de la chiquita y cuando pregunto ha llegado esta niña aquí este lugar, le habían dicho que no, que nunca había llegado yo ahí, entonces la señora se fue triste”, explica.
RECUERDA ALGUNAS COSAS
Lo primero que recuerda es que la querían mucho y fragmentos de un paseo familiar que cree fue en un valle como Cochabamba.
“Era un vallecito era todo verde, bien bonito y había como un río al medio y hay un hombre que me levanta abrazándome, riendo todo eso, me mete a un jeep, esos Land Cruiser, esos antiguos que tiene puertitas atrás color mostaza y hasta el color me acuerdo, abre y me mete o sea para mí era eso grande, entonces yo entro con mucho cuidado y me siento detrás del conductor, después entran dos chiquitas, mujercitas. Yo las veo y ellas no sé qué me decían…y ahí ha sido que yo le abrazo al señor que manejaba, le abrazo fuerte y eso es lo que recuerdo”, cuenta.
Lo poco que su madre adoptiva le dijo de cuando era niña, fue que entre sus balbuceos ella decía vamos a La Paz, lo que coincide con la ruta donde ocurrió el accidente. “El accidente era dice con una movilidad que venía de Cochabamba, no se sabe si era de Cochabamba a La Paz o de Santa Cruz a La Paz o de no sabemos de dónde a La Paz, pero si el accidente fue en el camino entre Cochabamba y La Paz”, agrega.
SE ENCONTRÓ CON FAMILIAS QUE BUSCABAN A SUS HIJOS
Al conocerse su historia dos familias la contactaron pensando que podía ser uno de sus seres queridos, incluso llegaron a realizarse pruebas de ADN que salieron negativas.
Ella se mantiene optimista y también recuerda a una madre que buscaba a su hija, “me abrazo y me dijo, tienes que tomar en cuenta que no te tienes que rendir tu búsqueda porque, así como tú la estás buscando solo tu mamá, te está esperando”, recuerda.
Toda la vivencia la lleva a soñar con crear una fundación que ayude a las personas que como ella buscan a su familia, inicio esto comenzando a crear una comunidad en las redes donde las personas comparten sus historias, “quiero ser una mano que ayuda a las personas, ese es mi mayor objetivo y si yo no puedo encontrar digamos a mi familia biológica por lo menos voy a tener la satisfacción de haber ayudado a mucha gente”, asegura.
A SU FAMILIA
Cuando le preguntamos qué le dirías a tu familia, ella les manda este mensaje: “Que me perdí, era niña y me perdí, que no voy a perder la esperanza nunca de poder encontrarlos a lo mejor me buscan o me recuerdan, yo necesito decirles que estoy aquí a lo mejor me reconocen. Que no pierdo la esperanza de verlos y si ya no están en este mundo, tal vez en el otro, ya nos veamos”.
Ella se conmueve al contar su historia y el saber de su familia es una duda que siempre la acompaña, “todo el tiempo ando así, esperando y veo, camino y digo, no será que me estoy cruzando en la calle con alguien, no será que hay alguien que me ve y ve algo parecido a mí y me emociono pensando”, cuenta.
María espera que en algún lugar tengan una foto de ella cuando era niña y la reconozcan al ver las fotos de cuando creció. María en general señala que su vida ha sido plena, pero que siente la necesidad de encontrar sus orígenes y espera que el destino la lleve hasta ahí. En caso de querer contactarla, puede hacerlo a la página de Facebook, “Busco a mi familia biológica -Bolivia”.