Sugestionado ante la idea de que su novia estaba infectada con Covid-19 y que podría contagiarlo, un hombre tomó la drástica decisión de matarla y luego quitarse la vida.
La duda no lo dejaba dormir. Creía que tanto él como su novia de toda la vida, Miranda Reynols (59), habían contraído el nuevo coronavirus, ya que supuestamente mostraba algunos síntomas. Bastante asustado y creyendo que también podría estar contagiado, tomó la fatal determinación.
Días anteriores al desenlace, Miranda había mostrado una característica típica en los pacientes de COVID-19: dificultad para respirar y fiebre. Fue a un sitio cerca de su casa y se hizo una prueba para confirmar si efectivamente estaba enferma.
NO ESPERO LOS RESULTADOS
Sumido en el miedo, el hombre cometió el feminicidio porque pensaba que su pareja estaba enferma de Covid-19 y lo iba a contagiar.
Harry Smith, de 54 años, no sabía si él también podía haberse supuestamente contagiado de su mujer. Ambos tenían un miedo terrible a contraer el nuevo virus.
Antes de que supieran los resultados, el hombre cometió un brutal feminicidio: asesinó a su esposa y se suicidó.
La familia de la pareja, preocupada al no tener noticias, hizo la denuncia policial. Y en un allanamiento a la casa del matrimonio, encontrar los cadáveres tendidos en el suelo.
Todas las puertas y ventanas estaban cerradas. La policía debió forzar la entrada para poder ingresar y confirmar la terrible situación. Al costado del cadáver del feminicida se halló un revólver.
«No hubo signos de lucha, y la casa estaba ordenada y limpia», dijo el parte policial.
Los motivos del feminicidio se conocieron cuando allegados al asesino relataron cómo habían sido los últimos días de la pareja, que no tenía antecedentes de violencia ni ninguna denuncia previa.
Finalmente, se realizó una autopsia en ambos cuerpos. «Murieron como resultado de una sola herida de bala en la cabeza. Miranda recibió un disparo en la parte posterior de la cabeza a corta distancia. Harry también tenía un disparo en su cabeza».
En la misma autopsia se pudo comprobar que el temor de la pareja a contraer coronavirus no era fundado: los análisis de ambos dieron negativo.