Los médicos pudieron recuperar una de las manos de Margarita Gracheva en una operación que demoró 10 horas seguidas para que no pierda las dos manos.
«Me llevó a un bosque, a un lugar aislado. Y me gritó: ‘¡Pon tus manos sobre el árbol! Yo lloraba, gritaba y le rogaba que no me hiciera daño. Él me dijo que no mirara y comenzó a cortarme las manos con una hacha», contó la rusa Margarita Gracheva, de 26 años de edad, víctima de la violencia de su esposo.
La Corte Europea de Derechos Humanos le acaba de dar la razón, dictaminando que el gobierno ruso le debe pagar una compensación de US$ 400.000 por la laxitud de las leyes sobre violencia de género del país. En diciembre de 2017, después de dejar a los niños en la guardería, el ahora exmarido de Margarita, Dmitry Grachev, la llevó a un bosque en las afueras de Moscú para golpearla violarla y terminar cortándole ambas manos cegado por los celos. Agencias