Teme por su vida y el miedo se nota en lo tembloroso de su voz, su nerviosismo y la forma en la que pide auxilio contando todas las agresiones que vivió y vive por su expareja.
Según el relato de la joven de 28 años, las agresiones iniciaron desde el día de su boda, cuando su amoroso esposo se transformó en su celador, controlando cada aspecto de su vida.
El agresor fue identificado como un teniente de la Fuerza Área.
“Son dos años, estoy cansada de sufrir esta violencia, yo ya no aguanto. Desde el momento que me he casado he recibido el primer golpe, las primeras amenazas, los primeros insultos”, relató temerosa la joven a los medios.
Exhausta por la violencia sistemática a la que fue sometida por su esposo durante y después de su relación, acudió ante el Colectivo Mujeres de fuego con su clamor por ayuda.
«Me golpeaba en la cabeza, en la cara, incluso me asfixiaba, he recibido insultos, amenazas, continua el relato del terror que tuvo que soportar.
LA AGREDÍA POR TODO
La víctima relata que las agresiones fueron por celos, mientras la violencia siguió escalando hasta que usaba cualquier motivo para golpearla o insultarla.
“Por no haberle contado de las personas que tenía en las redes sociales, de los amigos que yo tenía, eran por celos, después era porque si no cerré bien la puerta, si lo deje salir al perro, el me botaba con mi celular en mi cabeza”, agregó la joven.
Desde el Colectivo Mujeres de fuego, lamentaron que la violencia que sufrió no fue investigada por el Slim.
«Le ha obligado a ver el facebook, ya viendo las personas que comentan, las personas que están poniendo un like o un me encanta, arrodillada le ha hecho llamar para decirles a todos ellos que está casada», denunció una de las representantes del colectivo.
Con el tiempo se embarazó y tuvo un hijo, por cuya seguridad también teme y por quien tomó el valor de dejarlo. Pese a que la relación no siguió el hombre encontraba la forma de seguir con las agresiones.
Según su testimonio durante sus arremetidas de violencia y celos, el hombre la castigaba echándola de su casa sin nada a altas horas de la noche y sin tener a quien acudir.
“En varias ocasiones me botaba sin nada, sin teléfono, sin billetera, sin nada”, señaló.
La joven madre relató que en dos ocasiones denuncio el hecho pero no se realizó la investigación y en una tuvo que desistir del proceso por miedo. Pese a tener miedo ahora pide a la Fiscalía y la Felcv acudir a su llamado y terminar con su tormento.