“Se fue mi mamita”, dice Luis Flores (21), uno de los nueve hijos de Marina Flores (40), quien falleció el sábado a las 22.30 a causa de un derrame cerebral, tras agonizar en su vivienda por falta de atención médica. Cuenta que antes del deceso, su mamá recobró el habla para despedirse de sus retoños, en especial de su último hijo, un bebé de apenas 8 meses, a quién le dio un beso.
Luis cuenta que su progenitora, que sufrió derrame cerebral y no podía moverse ni hablar, se encontraba postrada en una vieja cama dentro de un pequeño cuarto, que cuidaba junto a sus hijos de 21, 18, 16, 14, 12, 9, 5 y 3 años, y un bebé de apenas 8 meses, en la ciudad de El Alto, ya no pudo resistir los dolores que padecía por su enfermedad.
Relata que la enfermedad comenzó a atacar a su mamá hace más de dos meses, comenzó con un fuerte dolor de cabeza, pero por falta de dinero dejó pasar la molestia. Días más tarde, cayó enferma por un dolor en el estómago. Sus hijos le rogaron que vaya a un médico y así llegó al hospital Holandés, donde le dijeron que tenía gastritis y problemas en la vesícula; allí estuvo dos semanas, su situación se complicó y buscó otro nosocomio, pero no había espacio debido a las atenciones por la pandemia del coronavirus (Covid-19).
De acuerdo a María Flores, hermana de Marina, peregrinaron un mes para que atiendan a su familiar y así fue derivada al hospital Los Pinos en la zona Sur de la ciudad de La Paz, donde le hicieron una tomografía que detectó que tenía dos venas «reventadas» en la cabeza y que eso había causado un derrame cerebral.
María afirma que, desde aquel día, Marina no recibía alimentos por su condición y falta de dinero, comenzó a desnutrirse y perdió el habla.
“Los médicos nos han dicho tenía derrame cerebral y desde esa vez ha ido empeorando, se ha deshidratado y tenía desnutrición, estaba en la cama todo el día. Sus ojos estaban abiertos, pero no hablaba, solo le miraba a su bebé y lloraba en silencio”, explica su hermana menor María Flores.
El pasado 18 de julio, ANF hizo público el drama de la familia de Marina y la solidaridad de la gente no se hizo esperar. Sin embargo, pese al esfuerzo de los hijos y médicos que la atendieron en los últimos días, su situación se complicó y perdió la vida el sábado a las 22.30 de la noche. Fue enterrada en el cementerio Mercedario de la urbe alteña.
Ese día, según cuenta Luis, uno de los hijos de Marina, su mamá recobró la voz y reconoció a todos sus hijos y los llamó, a cada uno, por su nombre. Al bebé de 8 meses le dio un beso.
“Nos reconoció a todos, nos dijo nuestros nombres a todos. No podía hablar bien, hablaba como bebé, pero a mi hermanito le ha reconocido bien y hasta besito le dio”, dice a ANF, con tristeza, aunque admite que la actitud de su progenitora los sorprendió a todos porque ya estaban acostumbrados a verla postrada y sin poder moverse.
El joven, que ahora se quedó a cargo de sus hermanos menores, recuerda que su mamá siempre luchó por ellos y antes de enfermarse, salía desde muy temprano a vender refrescos hervidos, deambulando por las calles y ferias de la ciudad de El Alto.
“Seguiré luchando, ahora por mis hermanos”, dice con firmeza Luis. Actualmente, sus hermanos y él viven junto a su tía María.
Luis agrega que antes del fallecimiento de su progenitora, la población al conocer su historia, le hizo llegar bastante ayuda como; ropa, alimentos y otros insumos, que asegura le ayudarán a mantener a sus hermanos.
“Nos han apoyado bastante, mis hermanos, por ahora, no necesitan. Estamos bien”, remarca.
Para ayudar a los hijos de Marina con alimentos y ropa para los menores, pueden contactarse a los siguientes números 77325695 o al 70330590. La familia vive en Senkata, urbanización Plan 3.000, zona Inti Raymi en la ciudad de El Alto. Agencias