Poco común pero real, las mujeres también pueden ser las agresoras y violentas en una familia.
Se trata de un taxista que salía todos los días a trabajar, llegaba a su casa y asistía con alimentos, vestimenta a sus hijos y a su pareja, pero cada vez observaba que su pareja no contribuía y al contrario incurría en ultrajes, tanto físico y sicológico como económico.
Este caso de ultraje a los niños, dos mujercitas y los otros varones, fue conocido por el gabinete jurídico de Abogados al Servicio de la Sociedad Boliviana (Abosers), que antes de la pandemia inició su trabajo de manera gratuita sobre todo en La Paz, Santa Cruz y Cochabamba para los más necesitados, especialmente respecto a la violencia contra la mujer, los derechos de los padres, de ancianos olvidados por sus hijos, de niños, así como juicios penales, asistencia familiar, laborales y otros.
El caso sucedió ya hace meses en un domicilio de la zona del Plan Tres Mil, donde el hombre decidió acudir a la justicia para frenar los abusos y ultrajes que recibía junto a sus cuatro hijos menores de parte de su esposa.
En este caso, llamó la atención a los abogados porque mientras salía a trabajar la esposa se dedicaba a consumir bebidas alcohólicas y agredía de manera sicológica, verbal y física a los niños al extremo que ponía en riesgo sus vidas porque se salían a la calle expuestos al peligro.
Tras el pedido del padre, la justicia ordenó apremio contra la mujer, ella opuso resistencia y pidió la guarda de los niños, pero al final se dispuso que repare el daño, que pase pensiones, mientras que los niños fueron enviados a un hogar para ser asistidos.