Desde los Estados Unidos, donde se encuentra tramitando su asilo, la exministra de Comunicación Roxana Lizárraga afirmó que el extitular de Gobierno Arturo Murillo tuvo una relación de a “besos y hablándole bonito” a la exmandataria Jeanine Añez lo que influyó, con ayuda del empresario Samuel Doria Medina, a que oficialice su candidatura a la Presidencia en las elecciones del pasado año.
Todo lo contario ocurrió con sus otros colegas del gabinete. En entrevista con ERBOL Radio, afirmó que a semanas de haber sido posesionado en el cago se convirtió en una persona “déspota” que “quería mandar y dominar en todos los ministerios”, informó.
“Con Jeanine (Añez) era pues una persona de a besos, todo de besos y hablándole bonito; hablándole que ella corría peligro, que su vida estaba en peligro y que la iba a proteger que él iba a proteger su vida y bueno no sé qué historias más para que él pueda pues hacer los negociados que ahora estamos conociendo”, sostuvo.
En el gobierno de Añez, el Ministerio de Gobierno era una de las carteras de Estado muy “peleadas”, según la exministra y que no solo Murillo, antes de que se confirmara su posesión, aspiraba dirigir. El diputado de la opositora Unidad Demócrata (UD) Tomás Monaterio también se encontraba “en la lista” de los aspirantes.
Sin embargo, según dijo Lizárraga, quien “se movió más” e incluso consiguió “más padrinos” de la política boliviana de oposición que estaban dentro y fuera del país fue Murillo. Entre ellos fue el líder de Unidad Nacional (UN) Samuel Doria Medina; al final tomó la decisión Añez quien lo posesionó el 13 de noviembre de 2019 junto al resto de los otros ministros.
La exministra de Comunicación reconoció que hubo errores en la gestión de transición, tras la renuncia forzada de Evo Morales el 10 de noviembre. Uno de ellos fue el llevar a Añez la carrera electoral pese a que el único compromiso fue encaminar unas nuevas elecciones tras las denuncias de fraude electoral que al final fueron anuladas el pasado 2019 y que provocaron conflictos.