Un informe oficial de inteligencia de la Felcn guardado en secreto, al que accedió EL DEBER tras meses de investigaciones, revela la contundencia de una operación realizada al descubrirse en flagrancia en el aeródromo Mondaka a miembros de un brazo de un cártel de narcotraficantes que en avionetas enviaba cargamentos de cocaína a Brasil, Argentina, Paraguay, como puentes primarios para hacer llegar a los mercados de EEUU y Europa.
A la 1:00 de la madrugada del 30 de julio de 2019 los servicios de inteligencia recibieron informes desesperados de pobladores y de informantes de que en el aeródromo Mondaka había hombres armados de nacionalidad colombiana, brasileños, nacionales y de otros países que estarían realizando vuelos privados en avionetas sin autorización de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), de los aeropuertos El Trompillo y Viru Viru, como también sin control de la Felcn. Asimismo, que las avionetas no eran desde hace tiempo sometidas a ninguna revisión externa e interna, tampoco se verificaba la documentación a los pilotos y pasajeros y sus planes de vuelos carecían de los sellos de control.
LABORATORIOS, ARMAS Y DROGAS
El informe señala que “desde el aeropuerto Mondaka transportaban y almacenaban combustible de aviación para realizar vuelos clandestinos con sustancias controladas, como pasta base de cocaína, clorhidrato de cocaína, armas de fuego y víveres, para reabastecer a las personas que se encuentran trabajando en los laboratorios de cristalización de cocaína ubicados en lugares inaccesibles. Este tipo de sustancias controladas estarían siendo trasladadas a pistas clandestinas de Paraguay, Brasil y Argentina.
ATAQUE DE NARCOS Y DISPAROS
Cuando las patrullas de élite de la Felcn incursionaron en el aeropuerto Mondaka, los traficantes atacaron y los policías saltaron de sus vehículos para no caer en sus garras. “Por la vía principal, camino de tierra al aeródromo Mondaka, se observó un vehículo que se aproximaba a nuestro punto de control y de manera sospechosa se encontraba sin luces. No hicieron caso y se vinieron en contra nuestra, tuvimos que saltar a la cuneta porque nos iban a atropellar y se dieron a la fuga. Empezamos la persecución. El vehículo ingresó al aeropuerto Mondaka y se ocultó en el hangar 7”.
El informe señala que “durante la operación dos hombres fuertemente armados salieron corriendo hacia el hangar 8 y cerraron las puertas con candados. Se escucharon disparos de armas de fuego en contra de nosotros y para alertar a los demás hangares del aeropuerto. Tocamos las puertas del hangar, pero nadie respondió y les gritamos para que abran las puertas. Varios sujetos se escondieron en el segundo piso, pero otros lograron huir para luego esconderse en el monte.
SIETE AVIONETAS SIN ASIENTOS
Durante el megaoperativo los agentes encontraron en los dos hangares siete avionetas estacionadas. Estaban sin los asientos traseros, solo tenían para el piloto y copiloto. También se encontró gasolina de aviación en envases y estaban acondicionadas listas para salir y cargadas con sustancias controladas. En los ambientes de los hangares los policías encontraron gran cantidad de víveres, para abastecer a los laboratorios diseminados por diferentes puntos, así como precursores y otros complementos para alimentar las factorías modernas. Del mismo modo se procedió a la incautación de teléfonos satelitales, colchones, frazadas, focos y muchas cosas.
15 DETENIDOS Y VEHÍCULO DE CAPO
En pleno operativo, pese a que varias personas se dieron a la fuga haciendo disparos y obligando a los efectivos a sacar sus armas por previsión y defensa, se logró capturar a al menos 15 hombres de diferentes nacionalidades, entre bolivianos, colombianos y brasileños. Los informes de inteligencia dieron cuenta que entre los capturados figuraba un colombiano considerado capo del narco que ofreció 100 mil dólares para que lo dejaran en libertad. Además, se le incautó su vagoneta placa 4463-NAH.
POR ÓRDENES SUPERIORES
El informe clave registrado tiene una parte fundamental que incluso sorprendió a los mismos oficiales de la Felcn. Señala que “por órdenes superiores del jefe nacional coronel Maximiliano Dávila, dadas al coronel Juan Carlos Corrales Ortiz, en ese tiempo director departamental de la Felcn de Santa Cruz, me ordenaron la modificación de dichos informes como también las declaraciones de las personas implicadas en el presente caso dándoles ayuda a los señores”. De esa forma todos fueron liberados y no pasaron a conocimiento de la justicia.
ASPIRADOS A LAS AVIONETAS
Las órdenes no cesaron, pues se convocó a peritos supuestamente del Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF) para el microaspirado a las siete avionetas con matrículas plenamente identificadas y registradas en los dos hangares 7 y 8 del aeródromo Mondaka, bajo el supuesto control de la DGAC, con el fin de determinar si fueron usadas por redes de narcos. EL DEBER pudo conocer los informes de inteligencia que señalan todos con resultados negativos para cocaína, dando a entender que ninguna fue utilizada por narcos. Sin embargo, los informes secretos que estaban guardados revelaron que los interesados o propietarios para que les entreguen las naves como mínimo pagaron 50 mil dólares por cada aparato.
LAS NAVES FUERON DEVUELTAS
Los policías, que pese a que los informes reales fueron cambiados totalmente en su contenido, guardaron otro para el registro de historia y es al que accedió EL DEBER. Señala que el jefe de la Felcn de Santa Cruz coronel Juan Carlos Corrales y el jefe de operativos mayor Richard Céspedes Quevedo fueron convocados de inmediato a La Paz directo al despacho de Maximiliano Dávila. Un agente de bajo rango dijo: “Yo también fui a La Paz, no entré a la oficina, pero me quedé, miré y escuché detrás de la puerta de vidrio”, dijo.
Tras el operativo gigante en Mondaka, Dávila había ordenado separar a todos los investigadores del caso y estaba muy molesto por la acción. “Escuché que Dávila llamó la atención al coronel Corrales y a Céspedes. Les dijo que separen a los investigadores, que no los quería ver nunca más. Mis jefes, que fueron de Santa Cruz, le dijeron que había que esperar porque ellos tienen los informes originales y que podían filtrarlo a la prensa y entonces podría afectar grave a nuestro Gobierno de Evo Morales. Entonces Dávila se agarró la cabeza y aceptó, pero le dijo que con la condición de que esos policías no toquen nada del caso, que se olviden”.