Narcos mexicanos se afianzan en Colombia en plena pandemia

Los carteles mexicanos de la droga se han hecho más fuertes en Colombia, ocupando espacios dejados por las FARC, dominio que tiende a agravarse con la pandemia de coronavirus, aprovechada por esas organizaciones criminales para aumentar su control social.

La advertencia la hace el director de la Fundación Paz y Reconciliación (Pares), León Valencia, al presentar “Radiografía de la ominosa presencia de los carteles mexicanos”, un informe sobre el creciente poder de las mafias de ese país en Colombia, mayor productor mundial de cocaína.

“Tenemos mucho temor por la pospandemia”, dijo a Valencia a Efe al explicar que en el país, al igual que en México, los narcotraficantes utilizan el poder del dinero en tiempos de crisis como el actual para extender sus tentáculos entre la sociedad.

Según Valencia, con “una crisis económica como la que ya está en curso” por la pandemia, “quienes tengan dinero en sus manos van a tener muchas posibilidades”, no importa que ese capital sea de origen ilegal.

“De manera que nosotros ponemos esta alerta porque vemos que la pospandemia para grupos ilegales que tienen posibilidades de tener cantidades de dinero, si logran contactar con organizaciones colombianas, pueden aumentar mucho su control social, pueden aumentar mucho su poder”, manifestó Valencia, uno de los mayores conocedores del conflicto y la violencia en Colombia.

Inversión de papeles

Según el informe de la Fundación Pares, aunque la relación del crimen organizado de Colombia y México viene de décadas anteriores, en la actualidad “se ha dinamizado debido al importante flujo de capital y de armas traído desde el país norteamericano”.

Los carteles mexicanos, que desde los años 80 eran socios de los colombianos para la introducción y distribución de cocaína en Estados Unidos, ampliaron su negocio y en los últimos años empezaron a invertir en la producción de drogas en el país andino, con lo cual están dominando toda la cadena del narcotráfico.

“Lo que ellos (los mexicanos) decidieron fue empezar a participar directamente en la producción de la cocaína en Colombia, y lo que es principal, a invertir, ya no sólo comprar, sino invertir en la producción a través de organizaciones de manera directa”, aseguró el experto.

Para aumentar su penetración en el país, organizaciones como el Cartel de Sinaloa y el Cartel de Jalisco Nueva Generación aprovecharon la firma del acuerdo de paz del Gobierno colombiano y las FARC, en noviembre de 2016, para ocupar con bandas aliadas locales “aquellos lugares donde la guerrilla ejercía pleno control (…) de actividades ilícitas, entre ellas el narcotráfico”. Agencias