Pacientes revelan las terribles alucinaciones que tuvieron a causa del COVID-19

De acuerdo con un reportaje realizado por el New York Times, varios pacientes hospitalizados recientemente por el COVID-19 señalaron que han experimentado graves alucinaciones, que los han hecho poner en peligro su vida más de una vez.

Kim Victory fue una de ellas, quien requirió hospitalización por una insuficiencia respiratoria grave debido al coronavirus. Durante una noche, una de sus visiones la impactó tanto que se arrancó el tubo del respirador mecánico.

Este fenómeno, denominado delirio hospitalario, ya se había observado antes de la pandemia, especialmente en pacientes de edad avanzada que en muchas ocasiones ya padecían demencia.

Pero ahora, los doctores están descubriendo que esta condición puede afectar a pacientes de coronavirus de todas las edades sin daño cognitivo previo.

Según los reportes de los hospitales, entre el 60 y el 75 por ciento de los pacientes con COVID-19 en las unidades de cuidados intensivos han presentado varios tipos de delirios.

Algunos factores que pueden desencadenar estas alucinaciones son los largos periodos conectados a un respirador mecánico, los sedantes administrados, la poca calidad del sueño, el hecho de que deben permanecer inmóviles para evitar que arranquen el tubo del respirador y que tienen poca o nula interacción con sus familiares.

“Es la tormenta perfecta para generar delirio; verdaderamente lo es”, afirmó Sharon Inouye, fundadora del Programa para la Vida Hospitalaria del Anciano.

El paciente Ron Temko le pidió a su familia mediante una libreta en una reunión vía Zoom que lo mataran. “Estaba en una fase paranoica en la que pensaba que había algún tipo de conspiración en mi contra”, dijo después de permanecer 60 días hospitalizado.

El fenómeno también puede presentarse incluso si el paciente pasa poco tiempo en la unidad de cuidados intensivos, como Anatolio José Rios, de 57 años, que estuvo intubado por cuatro días.

“Vi al diablo y le pregunté: ‘¿Me puedes dar otra oportunidad?’. Y él dijo: ‘Sí, pero ya sabes el precio’. Ahora creo que sé que el precio fue mi padre”, recordó Ríos sobre la muerte de su padre en México por el COVID-19.

Las experiencias delirantes no solo resultan aterradoras para los enfermos, sino que pueden retrasar su recuperación, alargar su estancia en los hospitales y aumentan el riesgo de que desarrollen depresión y síndrome de estrés postraumático.