Parece algo común en tiempos de cuarentena filmarse teniendo sexo, o mantener relaciones virtuales con prácticas como el sexting. Pero a mediados de la década del 90 un video porno casero de dos celebridades era una verdadera bomba cuya cuenta regresiva inevitablemente llegaría al cero. La cinta que grabaron la actriz y modelo Pamela Anderson y el baterista de Mötley Crüe Tommy Lee marcó un antes y un después en la industria pornográfica y en la transmisión de contenido para adultos en internet. Pero cómo fue que la pieza -de una profunda intimidad- se les escurrió de los dedos en tiempos sin WiFi ni redes sociales.
La actriz estrella de la serie Baywatch y el músico se habían conocido en la noche de año nuevo de 1995 en una disco de Los Ángeles, pero fue recién unos meses más tarde que el amor los unió. En febrero, ella estaba en Cancún, México, por trabajo y él decidió ir a visitarla. Vivieron un fogoso romance de tres días y le dieron rienda suelta a sus emociones: se casaron en la playa, la despampanante modelo con una bikini blanca; el baterista rebelde y plagado de tatuajes, en cuero y bermudas. Apenas ocho amigos de la pareja pudieron asistir a la improvisada ceremonia y no hubo anillos, sino que se tatuaron cada uno el nombre del otro en el dedo anular.
Aunque se casaron en secreto y en uno de los paraísos mexicanos, a su regreso a Estados Unidos la pareja programó una escapada de fin de semana para vivir una especia de luna de miel en un yate. Y para atesorar aquellos momentos felices, llevaron su cámara filmadora, como toda familia americana de la época: no había celulares con cámara, pero las grabadoras en cinta eran un objeto común en ese momento y accesible para cualquiera. Y es ahí cuando empiezan a sucederse una serie de eventos encadenados dignos de un guión de los hermanos Coen.
La cinta dura 54 minutos de los cuales ocho son de sexo explícito. En la camioneta, mientras se dirigen al puerto en busca de su yate y también en la embarcación, donde pasan un fin de semana apasionado y con mucho amor. Claro, se trata de una de las parejas más candentes de la farándula norteamericana y aunque no fueron los primeros -ni los últimos- en mostrar su intimidad accidentalmente, el video es un hito del porno casero y también precursor del streaming.