«Policía Gay» mató y comió 30 niños

Como si se tratara de una película de terror, Chihuahua capital, albergó a un verdadero monstruo de la vida el cual fue llamado «El Caníbal de Chihuahua» quien habría asesinado hasta a 30 niños.

El «come niños», como la gente le llegó a decir, era una persona con serios problemas mentales, y esto no impidió que tuviera una peculiar vida profesional, llegando a ser desde soldado, policía y político.

Originario de General Trías, Chihuahua, Gilberto Ortega, nació en 1969 y en su adultez legó a tener una estatura de hasta 1un metro y 90 centímetros de estatura, además de ser fornido y de ojos azules. Se sabe poco de la niñez y juventud de Ortega, solo él mismo contó que desde los 4 años tuvo a un amigo imaginario, el cual de adulto le ordenaba cometer los brutales asesinatos.

Ya de grande, Gilberto Ortega, se dio de alta como soldado raso, a los 21 años, donde tan solo duro 3 años sirviendo y se dio de baja para ingresar a la Policía Municipal en Belizario Domínguez, corporación de la que también se daría de baja tiempo después. Posteriormente, ya en el año 1997, inició su vida política, para participar en la campaña electoral del panista José Mario Rodríguez, candidato a diputado federal por el sexto distrito en Chihuahua.

Los crímenes de Gilberto Ortega «La Tota» horrorizaron a la comunidad en el año 1998, toda vez que se detuvo y encontró culpable del asesinato de varios niños, a los cuales, se comió.

El también llamado Caníbal de Chihuahua, fue igualmente nombrado «El Come Niños», y aunque actualmente purga una condena por el asesinato de dos, el confesó haber matado 30.

En una entrevista con él, dada conocer tiempo después de su detención, se sabría públicamente que el hombre aseguraba haber asesinado por órdenes de un amigo. Este amigo sería nombrado por él como Joel, y existiría solamente en su imaginación, asegurando que le acompañaba desde que tenía 4 años de edad. Pronto fue diagnosticado con esquizofrenia, y condenado a 75 años de prisión.

Uno de los detalles sobre su confesión fue que hizo un dibujo acerca de los niños que decía haber matado, en donde explícitamente mostraba la forma en que les mutiló. Pero además, para dibujar las áreas donde quería plasmar la sangre de sus víctimas, utilizó su propia sangre para hacerlo, mordiéndose los dedos y dejando las huellas rojizas sobre el papel.

Todo esto saldría a la luz en un libro llamado «La psicopatología del homicidio», del autor Pedro Alfredo Velazco Cruz, egresado de la Escuela Superior de Psicología de Ciudad Juárez, y publicado por la editorial Otra Cara.

En el retrato realizado por investigadores, periodistas y personas que le conocieron, Gilberto es descrito como un hombre alto de 1.90 metros, con ojos azules, homosexual, y de conducta prepotente y conflictiva.

Este buscaba ser diputado federal del PAN por el Sexto Distrito Electoral de Chihuahua, en junio de ese año, fechas por las que Ortega conoció a una de sus primeras víctimas por las que fue condenado. Se trata de Jaime Espinoza Estrada, un niño de 11 años que fungía como repartidor de propaganda para la campaña en mención. Se refiere que la intención de atacar a este niño, sería su motivación para integrarse a la campaña.

Gilberto narró que se ganó su confianza, hasta que un día lo interceptó, lo invitó a dar un paseo, y terminó amarrándolo de los pies a su vehículo, y de las manos y el tronco a un árbol.

Su otra víctima es Adán Durán Leos, de 13 años, un vecino suyo. A él le disparó en la cabeza y después lo tiró en un cerro. Esto hubiera sido después de que presuntamente hubiera querido abusar de él y éste no se dejara. Ortega fue sentenciada a una pena conjunta de 75 años por ambos homicidios, el nueve de julio de 1998, sin embargo, estando en prisión, dijo que había asesinado a más niños.

También dijo que había devorado los intestinos de estos, sancochados en una sartén; luego de haber tomado la idea de la famosa película «El silencio de los inocentes»: Actualmente Gilberto se encuentra al interior un penal de alta seguridad en el Estado de Morelos, purgando su condena. Sin embargo, esta podría extenderse. Agencias