El emblemático silpancho pierde su huevo. Sí, la crisis ya no solo se siente en la billetera, ahora ataca directo al estómago y a la tradición. Nuestras caseritas, han tomado una dura decisión, quitar el huevito del silpanchito para evitar que el precio suba y deje a miles sin su plato favorito.
Este fenómeno no es solo un cambio en la receta, es una muestra de la crisis económica, que se ha colado hasta en el plato más representativo del país. “¿Qué sigue después del silpancho sin huevo? Se oyen rumores de un pique macho sin chorizo, una sopa de maní sin maní… El apocalipsis culinario está más cerca de lo que pensamos”, publicó en su cuenta de Tik Tok @ meraya.
Haciendo una metáfora cómica de la situación: “si el silpancho pierde el huevo, hasta la gallina se queda sin trabajo”. ¿Qué será de nuestra identidad gastronómica, del ritual de sentarse a comer ese plato? No es solo comida, es cultura, historia y memoria.
Las caseritas han anunciado la medida para que el bolsillo de los comensales no se quede vacío y el estómago quede lleno. Pero esta renuncia es dolorosa, y las calles y mercados se sienten más frías, menos sabrosas.
Mientras el silpancho se despide del huevo, el país debe buscar respuestas urgentes. Porque la crisis no solo es económica, también es culinaria.
La crisis económica que atraviesa Bolivia está golpeando fuertemente al sector gastronómico de Cochabamba, que ha tenido que enfrentar un cierre masivo de establecimientos, según un reporte sectorial que da cuenta que de las 5.550 patentes registradas a nivel departamental, el 40% ha cerrado.
Según el criterio de Dennise Dalence, presidenta de la Asociación de Empresarios de Restaurantes y Ramas Afines de Cochabamba (Aserac), esto se da debido al elevado costo de producción, la escasez de divisas y otros factores. La situación es insostenible y los empresarios del rubro se declararon en estado de emergencia.
“Es terrible lo que estamos viviendo, no solo por la subida de precios y la falta de dólares, sino también por la especulación y el contrabando a la inversa. Esto está afectando gravemente al empresariado gastronómico de Cochabamba”, expresó Dalence.
