Fue el pasado martes 30 de agosto cuando un juez de la Corte Suprema de Nueva Gales del Sur declaró culpable a Chris Dawson, de 64 años, por el homicidio de Lynette. Se informó que el profesor y exjugador profesional de rugby, vivía con su esposa e hijos en Sídney, mientras que su alumna fue contratada como niñera.
Según medios locales, era una familia “normal” hasta que Lynette, de 33 años, desapareció en enero de 1982. En aquel entonces, Chris impartía clases de educación física en una escuela pública. Fue en el instituto en que el sujeto se enamoró de su alumna Joanne Curtis. Lo anterior, fue revelado por un popular podcast de investigación titulado “La mascota del profesor“.
De hecho, se descubrió que la adolescente integraba una familia disfuncional. La violencia y el alcohol eran una constante. De alguna forma, Dawson le ofreció refugio. Y es que tras entablar una amistad estrecha con la adolescente, el profesor la contrató como niñera. Más tarde, iniciaron una relación secreta. Es más, tenían sexo a escondidas de Lynette.
Chris Dawson se obsesionó con su alumna y la quería como “reemplazo” de su esposa, reveló el juez Ian Harrison durante el juicio de este martes. Se llegó a tal conclusión al descubrir que tres días después de la desaparición de Lynette, la niñera se mudó a casa del profesor.
“Cuando el vínculo se convirtió en una relación sexual, Dawson se enfrentó a la cruda realidad de que no podía permanecer casado y, aun así, mantener su relación cada vez más intensa”, expuso el magistrado. Aunque el juez concluyó que la angustia y frustración de perder a su amante adolescente lo orilló a matar a su esposa, el profesor negó el asesinato.
Es más, Chris Dawson afirma que su esposa lo abandonó y también a sus hijos. Su teoría es que Lynette se unió a un grupo religioso ortodoxo. Desde 1982, no hay rastros de la mujer.
Además, desde hace cuatro décadas, nadie ha visto a Lynette. No hay indicios de que esté viva. “Sin duda alguna” Chris mató a su esposa, determinó el juez. El sujeto apelará el veredicto. Agencias