Montado en su bicicleta y con un pizarrón a cuestas, el profesor Wilfredo Negrete se desplaza por diferentes partes del municipio de Aiquile tres veces por semana para dictar clases a niños en cuarentena por el coronavirus.
«Como tengo la bicicleta y salíamos al mercado, he agarrado mi pizarrita y me he lanzado a las casas de los estudiantes», dice este docente de 35 años, cuya labor ganó notoriedad en las redes sociales.
Si bien las autoridades han recomendado la educación virtual a través de internet y teléfonos móviles, tales herramientas no están a disposición de las familias rurales, lo que deja a niños y adolescentes del campo al margen de toda cobertura escolar mientras dure el aislamiento.
Las madres de los niños, mayormente campesinas quechuas, acogen con elogios la iniciativa del profesor, quien puso un remolque en su bicicleta para transportar su pizarrón por caminos vecinales de tierra.
«Es bien que está enseñando a las ‘wawas’ (niños, en quechua), dando su tiempito», celebra Ovaldina Porfidio, madre de dos pequeños, uno de los cuales no pertenece al curso del maestro.
Negrete, aficionado al ciclismo y padre de dos hijos pequeños, no solo visita las comunidades campesinas donde viven sus alumnos, sino que también los recibe en su casa. Para ello habilitó mesas para el distanciamiento físico y les ofrece alcohol en gel para desinfección antes y después de las clases. «Las wawas están olvidando» los contenidos escolares, refiere Ovaldina Porfidio, que lleva a sus hijos casi diariamente a casa del maestro caminando al menos dos kilómetros.
El maestro, que no percibe ningún pago adicional por su trabajo, relata que algunos de sus alumnos reciben las tareas escolares a través del WhatsApp, pero la mayoría de ellos carece de celulares e internet.