Después de que el Centro de Operaciones de Emergencia (COE) Departamental decidiera flexibilizar la cuarentena; ante la desescalada de casos de coronavirus, uno de los sectores beneficiados son los prostíbulos que, pasaron por una de sus mayores crisis desde la llegada del virus al país.
Una trabajadora sexual sostuvo que la cuarentena dictada desde marzo por el Gobierno transitorio para evitar contagios de COVID-19 les «afectó de sobremanera», al no poder trabajar, por lo cual, intentaron sobrevivir como pudieron y se las ingeniaron para llevar el pan sus hogares.
Otras trabajaron por su cuenta ofreciendo sus servicios sexuales, pero fueron «arrestadas y hostigadas».
Las trabajadoras sexuales están dispuestas a cumplir con todas las normas de bioseguridad que se dispongan, para evitar la proliferación del virus.
La apertura de burdeles fue un logro obtenido en diciembre de 2020, cuando el sector realizó una protesta en las calles de la ciudad, exigiendo el derecho al trabajo. “El 4 de diciembre empezó a atender el centro de salud con su médico a las chicas y el 10 de diciembre abrieron (los prostíbulos), especialmente, en la zona sur”.
diciembre abrieron (los prostíbulos), especialmente, en la zona sur”.
Ante la falta de ingresos por el distanciamiento social, estas mujeres se las ingeniaron para proponer una serie de medidas de seguridad que les permitan volver a laborar y que incluyen la utilización de guantes y desinfectantes de uso personal, del cliente, de los dormitorios y del mismo establecimiento.
En Bolivia el trabajo sexual no es legal, pero está regulado por cada municipio, que tiene normas que las prostitutas deben cumplir como portar un carnet de salud en el que conste que no padecen ninguna enfermedad de transmisión sexual.