El Alto
El comandante Regional de la policía en El Alto, coronel Gunther Agudo, informó este viernes sobre la intervención policial y clausura de un lenocinio clandestino, que funcionaba en inmediaciones de la plaza Juana Azurduy de Padilla de la zona Villa Dolores en El Alto, donde se ofrecía servicios sexuales de menores de edad.
“En el lugar existía un lenocinio, funcionaba de manera clandestina, fueron los padres de familia quienes de alguna manera han impulsado de que la guardia municipal venga al lugar. Existen referencias de que algunas son menores de edad, se presume que son estudiantes, pero la Felcc, va a llevar adelante este proceso investigativo”, manifestó Agudo.
Habitaciones de 2 por 3 metros, colchones de colores, sillones de paja, gran cantidad de bebidas alcohólicas, además de armas blancas fueron encontradas.
Cinco pisos del inmueble fueron habilitados para prostituir a mujeres, entre ellas menores de edad, las mismas estaban divididas por temáticas. Se pudo identificar que el segundo piso era llamado ‘Estrella del Amor’.
La policía intervino el lugar, cada ambiente tenía un número específico, ofrecían servicios sexuales, y se encontró a 15 mujeres y siete varones.
“A la que hemos visto debe tener sus 16 años y otras menos, porque son wawas, están tapadas con camas”, manifestó una vecina de la zona.
Por su parte el comandante de Seguridad Física de El Alto, coronel Wilson Flores agregó que este lenocinio funcionaba a puertas cerradas, tenían claves para que los clientes ingresen.
“Hemos evidenciado que existen cámaras de seguridad, estaban obviamente monitoreado desde adentro. Evidentemente aquí tenían una contraseña para poder ingresar, ya que no cualquiera podía ingresar”, aseveró Flores.
“Los niños corren mucho peligro, pedimos el cierre de los lenocinios. No lo han abierto de la noche a la mañana, ya lleva un buen tiempo y lo peor es que las fichitas les dan a los jóvenes del colegio, cuando salen de clases, del turno mañana”, dijo una de las madres de familia.
Las madres, a raíz de su preocupación y la falta de acción de las autoridades decidieron actuar por “mano propia”. Hombres y mujeres se reunieron y se dirigieron a los lenocinios, los propietarios, al ver la turba, cerraron las puertas, pero los padres, los abrieron por la fuerza ayudados de piedras.
En el interior del edificio donde funcionaban cinco lenocinios, las trabajadoras y propietarios se atrincheraron y no querían salir por temor a ser agredidos. Agencias