El exministro de Gobierno, Carlos Romero, sostuvo que el crimen organizado no necesariamente necesita corromper a las autoridades porque tiene vía libre por el sinfín de pasos no autorizados alrededor de la extensa frontera boliviana para practicar sus actividades ilícitas como el narcotráfico o la internación de autos robados.
Tras el último caso sobre un ciudadano chileno que fue baleado en Challapata cuando intentaba recuperar su camión que le robaron el mes pasado, se cuestionó la presencia del Estado en esos lugares porque se cometen constantes delitos sin que exista autoridad para hacer cumplir la ley.
El exministro de Gobierno resaltó que el país tiene aproximadamente 7.000 kilómetros de frontera con los cinco países vecinos; el 50% es con Brasil, el resto con Chile, Perú, Argentina y Paraguay. El control fronterizo es evidente en los puntos autorizados, pero existe un sinfín de pasos no autorizados por donde ingresan y salen las organizaciones criminales.
«Se podría decir que los vehículos robados, que son internados a territorio boliviano, se los interna por las mismas rutas por donde se trafica droga, se les da protección y seguridad a través de los mismos mecanismos de protección del narcotráfico (…). Lo mismo está sucediendo en la Amazonía, donde se está intercambiando droga por oro con Perú y Brasil», dijo Romero.