El exministro de Gobierno durante el mandato de Evo Morales, Carlos Romero, reapareció ayer para ofrecer una extensa conferencia de prensa sobre la detención de Maximiliano Dávila, exjefe antidrogas, y el pedido de extradición solicitado por Estados Unidos. Para la exautoridad nacional, la decisión debe responderse en el ámbito de la justicia a pesar que es la Cancillería la que mantenga los canales de diálogo.
«Desde el punto de vista político, si quieren extraditar a Dávila, a lo mejor hay que hacer un cambalache y que nos envíen a los dos exministros que están protegidos en el país del norte», manifestó Romero con cierto aire de ironía refiriéndose a Carlos Sánchez Berzaín y Arturo Murillo.
Al inicio de la rueda de prensa, Romero dijo que le pareció oportuno pronunciarse sobre la detención del ex director nacional de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn), Maximiliano Dávila, y la posible relación con el expresidente Evo Morales.
Para Romero, la petición de extradición de Dávila debe resolverse en los estrados judiciales. Para ello, Estados Unidos no solo debe enviar la solicitud, sino que también demostrar la vinculación de Dávila con el tráfico de cocaína.
«Si ofrecen una recompensa (de $us 5 millones) para que aporten pruebas, supone una falta de seriedad», dijo Carlos Romero. Para el exministro de Gobierno, la propuesta planteada por el departamento de Estado pone en duda las pruebas que podrían tener en contra de Dávila. «No es un proceso normal», añade.
La crítica hacia el proceder de Estados Unidos apunta a la credibilidad misma de la DEA. «Cualquier operativo de la DEA es clandestino, ya que fue expulsada del país», recuerda Romero al asegurar que «Estados Unidos no ha emitido informes que sean objetivos» en materia de lucha contra el narcotráfico.
Para la exautoridad, «actores políticos tratan de forzar la relación de Evo Morales con Dávila» al utilizar una fotografía.