¿Y qué ocurre con la ingesta de alcohol? ¿Puede tener algún impacto sobre la respuesta inmune que nuestro organismo genere tras la aplicación de alguna de las vacunas contra el Covid-19? ¿Se puede beber alcohol sin peligro antes o después de la inyección?
EL EFECTO DEL ALCOHOL
Según explicaba la Sociedad Española de Inmunología (SEI), “el consumo de alcoholes destilados y drogas tiene efecto inmunosupresor, con unos mecanismos muy parecidos a los que se producen en situación de depresión o estrés”.
El uso crónico de las sustancias alcohólicas puede reducir el número de linfocitos T periféricos y causar la pérdida de linfocitos B periféricos, ambos relacionados con la defensa del cuerpo, por lo que tienen un papel protagonista a la hora de reconocer y neutralizar organismos infecciosos, como virus y bacterias.
Así, una persona que beba frecuentemente alcohol puede ser más susceptible a contraer una infección, como la causada por el SARS-CoV-2, el virus que ha provocado la pandemia que atravesamos actualmente.
Los bebedores abusivos crónicos son más propensos a contraer enfermedades como la neumonía o la tuberculosis, ya que el alcohol también puede afectar a los sistemas de defensa pulmonar, causando cambios en la función inmune de las células locales.
VACUNAS Y ALCOHOL
Según explicaba la doctora Ronx Ikharia, especialista en medicina de emergencia, en el documental de la BBC titulado ‘La verdad acerca de fortalecer tu sistema inmunitario’, no es recomendable beber alcohol antes o después de recibir una vacuna.
La investigadora realizó un experimento consigo misma para comprobar cómo el alcohol afectaba a su sistema inmune. Así se tomó una muestra de sangre así misma antes y después de beber tres vasos de vino.
Tras el análisis de ambas muestras Ikharia pudo comprobar que la cantidad de alcohol que había consumido era suficiente para reducir a la mitad los niveles de linfocitos blancos en la sangre, las célular encargadas de defender al organismo de patógenos externos.
Esta misma científica llevó a cabo un estudio con un equipo de investigación en el que proporcionaron a monos rhesus acceso a bebidas alcohólicas durante siete meses y luego observó cómo respondía su organismo a la administración de una vacuna contra un proxvirus. Los resultados demostraron que aquellos monos que bebían más, de forma crónica, tenían una respuesa débil a la vacuna, mientras que aquellos que se limitaban a cantidades pequeñas respondían bien.
CONSUMO ABUSIVO DE ALCOHOL
Según explica el infome ‘Alcohol y atención primaria de la salud’ elaborado por la Organización Panamericana de la Salud, perteneciente a la Organización Mundial de la Salud, el consumo de alcohol puede describirse en términos de gramos de alcohol consumido o por el contenido alcohólico estándar de las distintas bebidas. En Europa ese estándar está en los 10 gramos y en Estados Unidos y Canadá entre los 12 y 14 grados.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que todas las mujeres que consuman entre 20 y 40 gramos diarios de alcohol o entre 40 y 60 gramos diarios de alcohol en el caso de los hombres, se encuentran en riesgo de caer en un patrón de consumo de alcohol que aumenta el riesgo de consecuencias adversas para la salud si el hábito de consumo persiste.
