Desde las golosinas típicas, que suelen venderse en las unidades educativas y principalmente las tradicionales comidas de los cochabambinos, decenas de personas instalaron puestos de venta en las inmediaciones de los recintos electorales. Para estos emprendedores, las elecciones representan una oportunidad única para ganar dinero extra, especialmente con la comida, ya que los vecinos aprovechan las prohibiciones para salir a pasear en familia.
Algunos restaurantes de la zona aprovecharon la prohibición de circulación de vehículos para ampliar su sala de comensales a las calles, ofreciendo un “área al aire libre”. “A los clientes les gusta, y como hace buen clima, no hay problema”, aclaró.
Dentro de los recintos, las caseritas que suelen vender a los estudiantes aprovechan la llegada de más clientes. “Vendemos lo de siempre: dulces, papas fritas, refrescos. La fila para votar siempre nos ayuda”, comentó una de las comerciantes. Y para los madrugadores hubo el tradicional api con pasteles, tan exitosos que a media mañana ya se había acabado todo en varios recintos de la ciudad.
