Sean Connery el legendario agente 007 deja unos 150 millones de fortuna

Desde mediados de la década pasada, Connery vivía en un complejo residencial de lujo en las Bahamas para beneficiarse de las enormes ventajas fiscales que le proporcionaba vivir en ese lugar. Es donde había fijado su residencia permanente durante todo el año, y apenas la abandona.

Sean Connery disfrutó de una de las mejores jubilaciones que alguien pueda imaginar. Decidió retirarse voluntariamente en 2003, después de rodar y protagonizar La liga de los hombres extraordinarios, una película conflictiva en varios aspectos -no tuvo buena relación con el director, y los críticos no le dejaron en buen lugar-, lo que le llevó a pensar a Connery que posiblemente ya hubiera dado lo mejor de su carrera y que acaso no era buena idea estropear su legado.

Connery no se prodigaba en público, apenas viajaba a Los Ángeles o su querida Escocia -se le vio poco el pelo cuando hizo campaña por el sí en el referéndum de independencia de 2016, siempre a distancia-, que es, en definitiva, un motivo poderoso para dejar de hacer películas y vivir de sus cuantiosas rentas, que se han estimado en más de 90 millones de dólares netos en cuentas bancarias, sin contar las propiedades que sumarian unos 60 millones de dólares.

EL LEGENDARIO AGENTE 007

El actor que interpretó por primera vez al legendario James Bond en el cine en la década de 1960, falleció, sin que hasta el momento se den a conocer las causas de su muerte.

El artista británico deja un extenso legado cinematográfico, al haber participado en más de 60 cintas, entre las que destacan ‘The Rock’, ‘The Untouchables’, ‘Finding Forrester’ y ‘First Knight’, entre otras. Pero sin duda, será recordado por darle vida al famoso espía británico en siete de las cintas de esa saga: ‘Dr. No’ (1962), ‘From Russia with Love’ (1963), ‘Goldfinger’ (1964), ‘Thunderball’ (1965), ‘You Only Live Twice’ (1967), ‘Diamonds Are Forever’ (1971) y ‘Never Say Never Again’ (1983).

Con ‘Diamonds Are Forever’, Connery batió un récord Guinness al convertirse en el actor mejor pagado por un solo filme, llegando a percibir 40 millones de dólares, cantidad que decidió donar enteramente a su fundación, Scottish International Educational Trust, que apoya la educación de niños con pocos recursos.